Las encuestas son el peor método para conocer realmente las preferencias electorales…salvo todas las demás herramientas disponibles. Estoy haciendo un juego con la frase de Winston Churchill de que la democracia es el peor sistema de gobierno…a excepción de todos los demás.

Y es que nos quejamos mucho de las encuestas y de sus fallas, pero a la fecha no contamos con otra herramienta que nos dé una idea de qué va a ocurrir el día de las elecciones. Existen las apuestas en sitios como en dónde se puede ver qué piensa la gente respecto del resultado electoral porque le meten dinero de sus bolsas. Actualmente Claudia Sheinbaum tiene 88 por ciento de posibilidades de ganar y Xóchitl Gálvez 10%. Pero incluso a la hora de meterle dinero a esos portales la gente voltea a ver las encuestas para la toma de decisiones.

Con el enorme diferencial que existe actualmente en las encuestas rumbo al 2 de junio, va a ser muy interesante el corte de caja que necesariamente se hará pasadas las elecciones para ver qué encuestas se acercaron a los resultados y cuáles de plano se la sacaron del parque.

Sabemos que existe el margen de error aceptable. Pero entre Demotecnia, que le da a Sheinbaum 36 puntos de ventaja sobre Xóchitl y Altica que le da “solamente” 11, hay un mar de votos de diferencia mucho más amplio que el margen de error.

Dado el tamaño de la lista de electores y la participación ciudadana promedio, cada punto porcentual representa 600 mil votos. Por lo tanto, si Demotecnia tiene razón y Claudia Sheinbaum va a obtener el 64 por ciento de los votos, quiere decir que va a ganar 38.4 millones de votos, es decir, 8.4 millones de votos más que los 30 millones que obtuvo Andrés Manuel López Obrador en el 2018.

Sheinbaum no tiene el carisma de López Obrador. Su campaña no ha recibido ni remotamente la respuesta que tuvo la de AMLO. Las imágenes de eventos semivacíos; el jalón de la coleta de caballo; los gritos de ¡Fuera! que ha recibido Sheinbaum en Veracruz y otros lugares a donde ha ido a hacer campaña son realidades que contrastan con la historia de que la votación será un mero trámite y de que este arroz ya se coció.

Cuando Andrés Manuel López Obrador ganó las elecciones del 2018 no hubo una manifestación de la oposición masiva quince días antes de los comicios como la que acabamos de ver de La Marea Rosa abarrotar el Zócalo. Entonces los desplegados que se publicaban eran de apoyo a AMLO, no a Anaya, como el que acabamos de ver de la comunidad intelectual apoyando a Gálvez.

Ya pronto sabremos qué tan cocido está el arroz y cuáles casas encuestadoras se volaron la barda con sus números. Será un corte de caja obligado.

Apostilla:

Violar las leyes electorales sale demasiado barato. Hace tres años el PVEM contrató influencers para promover el voto en sus redes sociales en plena veda electoral. El TEPJF multó al partido con 40 millones de pesos. Pero éstos, al parecer, fueron peccata minuta para ese negocio que se dice llamar partido y que vive de nuestros impuestos. Ahora el PVEM ha activado una nueva campaña de influencers que ya circula en redes sociales. ¿La volverán a dejar correr durante la veda electoral?

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