El pulque es una de las bebidas más antiguas y representativas de México. Nacido del fermento del aguamiel del maguey, fue considerado sagrado por los mexicas y, siglos después, sigue siendo símbolo de identidad y tradición. Sin embargo, en la Ciudad de México es común encontrar versiones adulteradas o falsas que poco tienen que ver con el verdadero sabor del campo.

De acuerdo con especialistas, el problema radica en su producción artesanal, donde algunos vendedores recurren a aditivos dañinos como sacarina o alcohol industrial, lo que puede poner en riesgo la salud.

Si bien el nopalillo se usa desde hace tiempo para dar cuerpo al pulque y no representa peligro, lo cierto es que el exceso de este ingrediente o el uso de tinacales de fibra de vidrio de baja calidad también afecta su pureza.

Para reconocer un buen pulque, confía en tus sentidos:

  • Aroma: debe oler a pan recién horneado, nunca ácido.
  • Sabor: fresco, ligero y con el alcohol apenas perceptible.
  • Textura: no demasiado espesa ni viscosa.
  • Equilibrio: un balance natural entre dulzura, amargor y fermento.

Recuerda que el pulque auténtico tiene una vida corta de máximo tres días.

Pero el apostar por productores locales, magueyes cultivados con respeto y técnicas tradicionales no solo protege tu salud, sino que mantiene viva una herencia milenaria que pertenece a todos los mexicanos.

Con información de Michelle Guadarrama.

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