El consumo de drogas pasó de ser una cuestión de salud pública doméstica o interna de cada país a un preocupante tema de seguridad internacional, prueba de ello son los cerca de 7 millones de correos electrónicos propiedad de la Fiscalía Nacional de Colombia que fueron develados por la investigación periodística “Narco Files: el nuevo orden criminal”, en donde se ponen al descubierto las redes de complicidad que se han venido construyendo entre carteles de narcotráfico y distintos órdenes de gobierno a nivel global.
Este maxiproceso de investigación periodística revela a gran detalle la ruta que muchas bandas criminales han emprendido para lograr infiltrarse a los más altos niveles en las fiscalías, cuerpos de seguridad y fuerzas armadas de prácticamente todos los países, y no sólo eso, confirma la expansión de cárteles mexicanos que ha logrado debilitar a las grandes mafias criminales como el Cartel de Medellín o el Cartel de Cali en Colombia.
Sobre este último caso vale la pena analizar a profundidad la capacidad de crecimiento que las organizaciones criminales mexicanas han mostrado. Por una parte nos encontramos ante grupos delictivos que a través de la diversificación de sus actividades consolidaron un imperio criminal que ha sido replicado por su efectividad; el secuestro, extorsión, lavado de dinero y cobro de piso son muestra de ello.
Estas complejas logísticas, que evidentemente han ido acompañadas del reforzamiento de una poderosa maquinaria financiera, deberían ser motivo de orgullo siempre y cuando dichos esfuerzos se encontraran focalizados hacia la generación de bienestar en lugar de ser causantes de una profunda ola de violencia, cuyo fin, parece estar lejos de llegar.
Los Narco Files vienen a abrir una herida en la historia nacional, la mal llamada “Guerra contra el narco”, emprendida por Felipe Calderón facilitó, solapó y gestionó el crecimiento de este sector en México a costa de la vida de miles de personas que se encontraron entre el fuego cruzado de una simulación que empoderó a quienes hoy lideran las listas de los hombres más buscados por las autoridades extranjeras.
Ante este panorama resulta imperante realizar una depuración a profundidad de cada espacio que pudo haber sido infiltrado por la mafia, además de que los gobiernos en turno deberán apostar sus esfuerzos a la construcción de una cultura que termine con la idealización de estos personales, a la par de impulsar programas de salud público que poco a poco abran la puerta a la regulación de las drogas.