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Entre hilos y tradición, Edwin García, el sastre que viste las historias de Tulancingo

Con más de 40 años de experiencia, este artesano continúa el legado familiar de la sastrería, adaptándose a las nuevas tendencias sin perder la esencia del oficio hecho a mano.

En cada puntada, Edwin García teje historias y tradiciones | Foto: Grisel Lira
02/11/2025 |16:03
Grisel Lira Vargas
Reportera y locutoraVer perfil

Entre telas, agujas y diseños que cuentan historias, creció Edwin García Castro, quien aprendió el arte de la sastrería de su padre. Con orgullo, pertenece a la segunda generación de una familia dedicada a un oficio que, más que trabajo, representa una forma de vida.

Con más de 40 años de experiencia y 33 de ellos establecidos en el centro de Tulancingo, Edwin ha visto pasar modas, estilos y generaciones de clientes. En su pequeño taller, las puntadas no solo dan forma a trajes, sino también a sueños, celebraciones y momentos que marcan vidas.

“Nos ha tocado hacer diseños muy complicados, pero me actualizo”, comenta con serenidad. Su voz refleja la paciencia de quien entiende que cada prenda lleva su tiempo, su historia y un toque único.

Entre hilos y tradición, Edwin García, el sastre que viste las historias de Tulancingo | Foto: Grisel Lira

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A lo largo de los años, las tendencias han cambiado radicalmente. Los clásicos trajes negros de boda o gala han dado paso a modelos en tonos brillantes: azules, vinos, incluso mostaza. “Ahora los hombres se atreven más con el color, influenciados por las series asiáticas o la moda coreana, que propone combinaciones diferentes y estilos más atrevidos”, explica.

Edwin destaca que el verdadero valor de un sastre está en la personalización: hacer cada traje a la medida, cuidar los detalles y elegir telas de calidad. “Ese es nuestro sello, algo que las prendas industrializadas no pueden dar”, afirma.

En su mirada se mezcla el orgullo y la nostalgia al hablar de las telas nacionales, que poco a poco fueron desplazadas por las importadas. “En México hay telas buenas, pero los diseños se quedaron estancados; la gente ahora busca diversidad y eso obliga a recurrir a materiales del extranjero”, lamenta.

Entre hilos y tradición: Edwin García, el sastre que viste las historias de Tulancingo | Foto: Grisel Lira

Incluso los interiores de los trajes, que antes eran discretos, ahora se piden en colores vibrantes: amarillos, morados, azules. Cada cliente busca expresar algo distinto, y el sastre se adapta con creatividad.

En su taller, Edwin García conserva la esencia del oficio: la dedicación, el trato cercano y el valor de lo hecho a mano. En cada puntada lleva la enseñanza de su padre y el compromiso de mantener viva una tradición que, aunque ha cambiado con el tiempo, sigue vistiéndose de elegancia y pasión.

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