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Alejandro Vera, el hidalguense que rompe estigmas y reinventa el bordado tenango

Entre hilos de tradición y nuevos diseños, este artesano transforma una técnica ancestral en una forma de arte contemporáneo.

Cada puntada cuenta una historia| Foto: Josué Ortiz
27/08/2025 |15:20
Cinthya Carbajal
Editora webVer perfil

El bordado de tenango, con sus colores vibrantes y símbolos que narran la memoria colectiva del pueblo hñähñu, ha sido durante décadas un patrimonio cultural de Hidalgo. Pero en medio de la defensa de esta tradición, surgen nuevas voces que buscan resignificarla.

Una de ellas es la de Alejandro Vera, un joven originario del Altiplano hidalguense, quien además de dedicarse a la mercadotecnia, ha hecho del tenango su refugio, su forma de expresión y su manera de crear comunidad.

Lejos de los estereotipos que reducen el bordado a una labor femenina, Alejandro lo defiende como un arte universal. No solo se ha dedicado a bordar y a redibujar esta tradición —atreviéndose a plasmar cactus, suculentas o diseños poco convencionales—, sino que también se ha propuesto preservar la técnica compartiéndola con nuevas generaciones.

Su próximo paso será en Pachuca: el 4 de septiembre impartirá su primer taller de bordado tenango en Café Ki, un espacio que abrirá sus puertas a quienes quieran aprender lo básico de la técnica, conocer la historia del bordado y, sobre todo, integrarse a una comunidad que valore lo artesanal.

Alejandro Vera, el hidalguense que rompe estigmas y reinventa el bordado tenango | Foto: Josué Ortiz

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Un taller para aprender y compartir

El curso tendrá una duración de dos horas, de 6 a 8 de la tarde. Alejandro explica que en los primeros minutos compartirá con los asistentes un panorama sobre los orígenes del tenango: desde los primeros registros gráficos encontrados en cuevas de la Sierra Otomí-Tepehua hasta su evolución como códices textiles que relatan la flora, fauna y tradiciones del pueblo hñähñu.

Después, los participantes podrán ensartar la aguja, conocer la puntada característica y empezar sus primeros trazos sobre manta, la tela más recomendable para principiantes.

“Es una técnica accesible, mucho más flexible que el punto de cruz, y permite que cualquiera, incluso quien nunca ha bordado, pueda llevarse a casa una primera pieza”, asegura.

Alejandro Vera, el hidalguense que rompe estigmas y reinventa el bordado tenango | Foto: Josué Ortiz

El taller está abierto para todas las edades, desde niños mayores de 9 años hasta adultos mayores. Cada participante puede llevar sus propios materiales —bastidor, manta e hilos de algodón— o adquirir en el lugar un kit preparado por el propio Alejandro, con hilos provenientes de Tenango de Doria, conocidos por sus gamas de color únicas e irrepetibles.

“Lo manejo como una cuota de recuperación, porque no busco que se vea como un negocio, sino como un acto de intercambio: yo comparto la técnica, la historia y la experiencia, y cada quien aporta lo que pueda para sostener la dinámica”, explicó.

Más allá de la técnica, crear comunidad

Para Alejandro, la esencia del taller no se limita a enseñar puntadas. Lo fundamental es generar un espacio donde las personas se reconozcan en lo artesanal y construyan lazos humanos en tiempos donde lo digital suele absorberlo todo.

“Durante el taller, poco a poco vamos conversando, compartiendo experiencias, eligiendo colores, conociéndonos. Esa es la parte más valiosa: se forma un tejido social. Bordar no es solo terapia personal, también es una forma de comunidad”, comentó.

Alejandro Vera, el hidalguense que rompe estigmas y reinventa el bordado tenango | Foto: Josué Ortiz

La intención es que, si el grupo lo desea, puedan reunirse de manera periódica cada 15 días para continuar sus bordados y avanzar hacia proyectos más ambiciosos, desde servilletas hasta cojines o prendas de vestir. Alejandro incluso planea, a futuro, organizar una exposición colectiva con los trabajos de sus alumnos.

Tradición y evolución

Aunque Alejandro reconoce el valor de conservar la esencia del bordado tenango —con su diversidad de colores y símbolos que representan los cuatro elementos—, también defiende la necesidad de abrirlo a nuevas interpretaciones.

“Los tenangos fueron, en su origen, una especie de códices textiles que contaban la vida de los pueblos. Hoy podemos seguir contando historias, pero desde nuestra mirada actual. Yo bordo cactus o suculentas porque también son parte de lo que nos rodea y de lo que vivimos hoy. Y mis alumnas experimentan con mezclas de colores que nunca se habían usado en esta tradición. Eso es lo que mantiene viva la técnica”, afirmó.

Tradición y evolución | Foto: Michelle Guadarrama

Entre tradición y vanguardia, Alejandro Vera desafía estereotipos de género y artísticos. Con aguja e hilo en mano, busca que cada puntada sea también un acto de resistencia: preservar el legado del tenango, darle nuevas lecturas y, sobre todo, invitar a más personas a sumarse a la defensa de lo artesanal frente a los plagios industriales.

“Lo más importante es que aprendamos a valorar lo que hay detrás de cada bordado: tiempo, memoria y cultura. Que compremos a artesanas y artesanos, que tejamos comunidad. Porque el tenango no es solo una artesanía, es identidad.”

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Taller de bordado tenango

  • Jueves 4 de septiembre
  • 18:00 a 20:00 horas
  • Café Ki, Moctezuma 210, Centro Histórico, Pachuca
  • Inscripciones: 771 204 2593

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