Ya hay imágenes que nos permiten conocer el interior del volcán Popocatépetl, gracias a un esfuerzo de la UNAM, a través del Instituto de Geofísica que, en los últimos cinco años, ha estado detrás de un objetivo; crear un mapa tridimensional que permita a los expertos conocer, con mayor profundidad, la génesis de su actividad volcánica.
¿Alguna vez pensaste en la posibilidad que, así como la medicina desarrolló imágenes que permitían conocer estructuras internas de nuestro cuerpo, por medio de las radiografías, también podrían crearse métodos para desentrañar las profundidades de otros cuerpos complejos, como es el caso de los volcanes?
Marco Calò, líder de del proyecto -difundido en "Science Direct"-, usa una analogía muy práctica para comprenderlo; así como las personas pueden tener un mejor cuidado de sí mismas, conociendo y comprendiendo la forma en que su cuerpo funciona, ocurre lo mismo con los volcanes.
Por ello, para el jefe de Departamento de Vulcanología, y su equipo, era imprescindible estudiar el interior del Popocatépetl pues, de ese modo, se adentrarían en toda su ambigüedad y el porqué de su actividad sísmica, ya que los temblores y vibraciones que ocurren dentro de un volcán pueden deberse a diferentes factores.
Fue así que, desde 2019, el equipo del Instituto de Geofísica emprendió distintas expediciones al Popo, a alturas de alrededor de 4 mil 200 metros, para visitar tres de las 18 estaciones instaladas en el volcán, las cuales están diseñadas para detectar su actividad sísmica.
Estas estaciones tienen la capacidad de registrar 100 mediciones por segundo y, gracias a la IA, son datos que son procesados de forma automática, sin embargo, la intervención de los expertos siguió siendo crucial para que esa información ayudase a conocer, con más detalle, la genealogía del volcán.
“Es como enseñarle a la computadora a reconocer si una señal sísmica se debe a una roca rota o al paso de una burbuja de gas en el magma”, explicó Calò.
Este método, explican los estudiosos, les permitió detectar que algunas de las estructuras interconectadas que hay en el interior del volcán, podrían estar funcionando como posibles regiones de acumulación de magma o conductos de ascenso.
Esas regiones, también son descritas por los investigadores como "anomalías", las cuales se identifican por las distintas velocidades en que viajan las ondas sísmicas en el subsuelo volcánico; el ritmo aumenta en rocas duras y disminuye en zonas con magma o material blando.
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La trascendencia de este esfuerzo radica en que, en un futuro, los expertos puedan crear tomografías en 4D, capaces de cambiar con el tiempo y la proliferación de las investigaciones, lo que sería de mucha ayuda para anticipar un aumento en la actividad del Popocatépetl y sus futuros episodios eruptivos.
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