El pasado martes 10 de junio se cumplieron 54 años de la represión ocurrida en 1971, conocida como el Jueves de Corpus, donde estudiantes de diferentes instituciones educativas de la Ciudad de México fueron agredidos por uno de los grupos de choque que laboraban para las distintas dependencias policiacas y de espionaje del gobierno local y federal.
La memoria de la represión tiene en su recuerdo a escuadrones como el Batallón Olimpia, presente en la Plaza de las Tres Culturas el 2 de octubre de 1968; los Jaguares de la Dirección para la Investigación y Prevención de la Delincuencia (DIPD) que perseguían por todo el país a terroristas y asaltabancos, recordados sobre todo por su participación en el asesinato de los asaltantes colombianos arrojados al Río Tula, y finalmente, Los Halcones, grupo encargado de disipar violentamente la marcha del 10 de junio de 1971.

En uno de los expedientes de la extinta Dirección Federal de Seguridad, se registra en un documento fechado el 8 de julio de 1971, una carta distribuida entre los estudiantes de Ciudad Universitaria donde se realiza una cronología de hechos de lo ocurrido en Santo Tomás casi un mes antes. En él se menciona que 850 Halcones recibieron la orden de vestir de civiles y abandonar su cuartel en el Exhospicio de Tlalpan. El grupo de choque debía llevar pancartas de consignas comunistas con el fin de confundirse con los manifestantes. A las 18:30 horas, según la carta, comenzaron los disparos contra los estudiantes; algunos venían desde las azoteas de los edificios cercanos y otros se originaron a ras de piso.
Otro documento de la Dirección Federal de Seguridad hace constar un encuentro entre el Ingeniero Heberto Castillo, como representante de estudiantes sobrevivientes al 10 de junio de 1971, y el entonces Procurador de la República, Pedro Ojeda Paullada, donde el estudiantado exigía la desaparición de los grupos paramilitares y la liberación de los presos políticos.
La Dirección Federal de Seguridad también reportó en otro documento algunas de las características de la conformación del grupo de Los Halcones.
El grupo fue formado por el entonces Regente de la Ciudad, Alfonso Corona del Rosal, a petición expresa del expresidente Gustavo Díaz Ordaz, aunque el ejecutor de la orden fue el Coronel Manuel Díaz Escobar, quien reclutó a los paramilitares entre trabajadores de limpia, pandillas y mercados de la ciudad.
El documento en poder del equipo de “Expedientes Secretos H” menciona que Los Halcones contaban con 700 efectivos en 1968 al mando de Jorge Eduardo Pascual, cuya tarea era esparcir el miedo en escuelas y planteles de la Universidad y el Politécnico Nacional.

Los Halcones se dividían en 4 grupos: Los Charros (grupo armado), Los Halcones (golpeadores), Los Acuario y Los Pancho Villa (porros)
Sus campos de entrenamiento se encontraban en San Juan de Aragón, Nueva Chapultepec y Villa Olímpica. Todos eran predios propiedad del entonces Departamento del Distrito Federal, quien también pagaba el transporte y sueldos de los integrantes del grupo. Los sueldos de los Halcones oscilaban entre los 60 y 150 pesos diarios dependiendo del grado de intensidad y agresividad que manifestaban en sus entrenamientos.
La creación de organizaciones paramilitares por el Estado mexicano, que sofocaban cualquier impulso por manifestarse en la vía pública, obligó a que muchos de los movimientos sociales se radicalizaran y tomaran las armas en contra del gobierno mexicano, iniciando así la organización de distintos grupos guerrilleros en zonas urbanas, que también fueron perseguidos y reprimidos con las peores estrategias, como la tortura y la desaparición forzada.