Conducir en la Ciudad de México es una experiencia que, para muchos, equivale a una prueba de supervivencia diaria. La combinación de tráfico intenso, infraestructura deficiente y falta de señalización ha convertido a la capital en uno de los lugares más retadores para quienes se ponen frente al volante. Y aunque los reflectores suelen centrarse en la inseguridad o en los riesgos para los peatones, los automovilistas también enfrentan peligros latentes en las calles y avenidas más transitadas.
En este contexto, un análisis reciente de la aseguradora AXA, publicado a inicios de 2025, identificó los cruces viales más peligrosos de la capital, sitios donde los accidentes —incluidos atropellamientos— son frecuentes y en ocasiones fatales.
Pero los peligros no terminan en la ciudad. En el ámbito nacional, las carreteras federales también presentan cifras alarmantes de siniestralidad. El Anuario Estadístico de Colisiones revela que, año con año, vías clave como la México–Cuernavaca, México–Puebla, Pachuca–Tuxpan y la Coatzacoalcos–Villahermosa registran una alta incidencia de accidentes, con factores comunes como el exceso de velocidad, malas condiciones del asfalto o descuidos al manejar.
A nivel global, la problemática es igual de grave. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que anualmente mueren cerca de 1.9 millones de personas en accidentes viales, mientras que entre 20 y 50 millones más sufren lesiones, muchas de ellas permanentes. En México, los datos son especialmente preocupantes: los accidentes de tránsito son la segunda causa de muerte entre jóvenes de 5 a 29 años.
Ante esta realidad, expertos en seguridad vial hacen un llamado urgente a extremar precauciones, sobre todo en las zonas ya identificadas como de alto riesgo. Aquí algunas recomendaciones clave:
En una ciudad como la CDMX, manejar con responsabilidad no es una elección: es una necesidad. La seguridad vial no solo depende de la calidad de la infraestructura, sino también —y sobre todo— de la actitud de quienes transitan por ella. Conocer los puntos de riesgo y actuar con prudencia puede ser la diferencia entre llegar a casa o ser una estadística más.