Uno de los grandes mitos de la contracultura y la música rock en México es el Festival de Rock y Ruedas de Avándaro; evento que reunió a cerca de 200 mil asistentes el 11 de septiembre de 1971 en Valle de Bravo, Estado de México. El festival ocurrió tres meses después de la represión del 10 de junio del mismo año, cuando un grupo paramilitar denominado Los Halcones atacó y mató a estudiantes en la Ciudad de México.

El Festival de Rock, al igual que muchos hechos de la vida cotidiana en el país, estuvo bajo la vigilancia de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), que reportó todo lo ocurrido en el municipio mexiquense.

De acuerdo con los expedientes de la DFS, los organizadores fueron Eduardo López Negrete, Luis de Llano Macedo y Justino Compeán, productores vinculados a la entonces empresa monopólica de medios Televisa.

Poco se recuerda al festival por las cuatro carreras de autos que se celebrarían en un circuito de 3.5 km con la participación de 120 pilotos y 30 autos modificados; sin embargo, la competencia no se realizó por la gran y descontrolada cantidad de personas que arribaron al lugar.

Los organizadores pusieron a la venta medio millón de refrescos a 2 mil 250 pesos, cervezas a 4 pesos y 160 mil emparedados a 2 pesos. Se registraron ante la Secretaría de Hacienda 200 mil boletos con un precio de 25 pesos. Los locatarios manifestaron temor a posibles disturbios y anunciaron que no abrirían para evitar robos y actos violentos.

La DFS vigiló una zona de 10 hectáreas destinada a casas de campaña. Informantes reportaron la presencia de integrantes del Partido Estudiantil Socialista y de brigadas políticas de filosofía, derecho y ciencias políticas de la UNAM. También identificaron a líderes estudiantiles de 1968 y de junio de 1971 como Arturo Zama y Javier Molina.

Los grupos que se presentarían fueron: El Amor, Epílogo, La Tribu, Dug Dug's, La División del Norte, Tequila, Peace and Love, El Ritual, Bandido, Tinta Blanca, Three Souls in My Mind, Los Yaki y Love Army, muchos de ellos espiados antes y después de Avándaro.

Uno de los momentos críticos durante el festival fue el sobrevuelo de dos helicópteros, uno con matrícula XB-COT, que recordó a los asistentes las aeronaves que anunciaron la masacre del 2 de octubre de 1968. Los organizadores, incluido Luis de Llano, utilizaron el sonido del evento para tranquilizar a los asistentes y anunciaron que el presidente Echeverría autorizaría un segundo festival si todo transcurría en calma.

En un cálculo reportado por la DFS, entre 60 y 70 por ciento de los asistentes consumieron marihuana, peyote, thinner o cemento. Uno de los jóvenes tomó el micrófono y expresó: “jóvenes mexicanos, hay que seguirnos drogando, amor y paz”.

Festival de rock y ruedas de Avándaro: los reportes de la DFS
Festival de rock y ruedas de Avándaro: los reportes de la DFS

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