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Septiembre es el mes patrio, septiembre es el mes donde nació el mito de uno de los personajes más importantes de la crónica policiaca nacional. En 1942, los cuerpos sin vida de cuatro mujeres fueron hallados sepultados y con señas de haber servido para experimentos químicos. El responsable fue el estudiante de la UNAM, Gregorio Cárdenas Hernández, quien inmediatamente ingresó a las filas de la inmortalidad criminal.
Goyo Cárdenas, previo a su aprehensión, fue al mismo tiempo estudiante, hijo modelo, inventor, novio, asesino y científico. Una vez en prisión, sorprendió a propios y extraños al convertirse en: recluso ejemplar, escritor, guionista, estudiante autodidacta, pintor, comerciante, esposo y padre de familia. En pocas palabras, como lo definió el cronista Carlos Monsiváis: “Goyo Cárdenas fue el caso del siglo”.
La historia de Goyo Cárdenas ha inspirado decenas de libros, películas, cómics, obras de teatro y más cómics. Desafortunadamente, muy pocos de esos trabajos tienen tras de sí una investigación documental que justifique el interés que el personaje ha despertado durante las últimas ocho décadas. En Expedientes Secretos H nos hemos dado a la tarea de reunir la historia de Goyo Cárdenas a partir de documentación oficial y hemos descubierto secretos pocas veces contados.

Cárdenas Hernández estudió Derecho por correspondencia en el Instituto Didáctico de Derecho. Obtuvo su diploma de término el 9 de abril de 1973; sin embargo, no fue suficiente para el homicida, pues en 1982 se tituló como abogado en el campus Aragón de la Universidad Nacional. El número de su cédula profesional es 0756352 y su tesis profesional se titula: “Insuficiencia de nuestra legislación en la inimputabilidad por ausencia o disminución de capacidad mental”.
También en documentos oficiales se puede leer que la presencia de Cárdenas Hernández en el manicomio dirigido por el Dr. Gregorio Oneto Barenque estuvo supervisada de cerca por dos agentes femeninas del Servicio Secreto, infiltradas como enfermeras con la autorización del director de la clínica.
De igual manera, distintos oficios del Manicomio General de La Castañeda avisaban de las escapadas de su interno más famoso. También se puede leer que Gregorio Cárdenas tenía una tienda al interior del manicomio, lo cual replicó durante su estancia en Lecumberri.
Asimismo, se puede hablar de que, de la pluma del homicida serial de mujeres, se publicaron cuatro libros: Celda 16, Pabellón de locos, Adiós Lecumberri y Una mente turbulenta, además de los guiones de dos series de historietas: una llamada Celda 160 y otra Las historias más estrujantes de Lecumberri.
Finalmente, se ha dicho en varios espacios que Gregorio Cárdenas murió en Los Ángeles, California, cuando los documentos audiovisuales y los diarios de agosto de 1999 testifican que fue en la Ciudad de México.
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