La Fundación Freedom, en coordinación con la organización Wizo, alertaron que el 85% de los casos abuso infantil en México en niñas y niños de 5 a 12 años son perpetrados por el círculo familiar o por algún conocido cercano a la familia.
De acuerdo con éstas, el 20.80% de los casos son cometidos por tíos; 17.40% por primos; 8.10% por otro familiar; 7.10% por hermanos; 6.50% por padrastros; 5.20% por padres; 3.60% por abuelos; y 0.60% por madres.
Al respecto, Fernando Landeros Verdugo, fundador de Freedom, expresó que “el dolor de un niño tiene que ser intolerable, porque le rompen su mente, su psicología, su alma y su cuerpo”.
“Que te explote un desconocido o una mafia es terrible, pero quizá no esperas menos de ellos, pero que sea tu padre, tu abuelo, tu tío o tu primo, quien tiene el deber de protegerte y que de ahí venga el abuso, te hace dejar de creer en todo”, dijo.
“Por eso más vale prevenir un minuto antes que un minuto después. Un minuto después el infierno se puede hacer presente en los niños en nuestras casas y hogares”, agregó.
Por otro lado, Landeros Verdugo advirtió que actualmente entre 1.8 y 2 millones de infancias y 3.8 millones de adultos son víctimas de trata con fines de explotación sexual a nivel mundial.
En ese sentido, explicó que México es el primer proveedor mundial de turismo sexual infantil y encabeza la lista, junto con Tailandia, de los países con mayor trata de personas en el mundo, seguidos por India, Congo, Pakistán, Arabia Saudita, Uganda, Afganistán, Yemen, Honduras, Somalia y Nigeria.
Detalló que algunos de los focos rojos en el país son Quintana Roo, particularmente en Playa del Carmen, Cancún y Cozumel; Baja California Sur, en Los Cabos; Guerrero, en Acapulco; Jalisco, en Puerto Vallarta; Tlaxcala, Estado de México y Ciudad de México.
Ante ello, Landeros Verdugo anunció que, de la mano de Fundación Santander, se trabaja en la creación del primer Centro de Atención para Víctimas de Abuso y de Trata Sexual Infantil en México, el cual se tiene previsto aperturar en mayo del 2026.
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“La rehabilitación es indispensable. Si a un niño o una niña no la rehabilitas la dejas muerta en vida (…) Es como un espejo que se cae al piso, los pedazos brincan por todos lados y hay que juntarlos y pegarlos como si no hubiera pasado nada”, manifestó.
“Sí se puede vivir después de un abuso, sí hay vida, pero se requiere un proceso de rehabilitación profesional y profundo para curar esas experiencias traumáticas”, acotó.
Con relación a la capacidad de dicho centro, Ana Paula Ruiz, integrante de Fundación Freedom, precisó que podrá atender hasta 300 personas, incluyendo niñas, niños y sus familias, “porque la idea es que vaya a terapia no nada más la víctima, sino también cuidadores, porque es un delito que afecta a toda la familia”.
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