Un sistema de transporte público eficiente fue tema recurrente durante las recientes campañas políticas, que, de lograrse, la economía sería más dinámica en una zona metropolitana enfocada en la prestación de servicios y de ventas.

Al igual, fueron innumerables las propuestas de proyectos que permitiría un sistema de transporte eficiente.

El sector del autotransporte esquivó la responsabilidad que les corresponde al considerar que fueron las autoridades las encargadas de crear el actual sistema, el cual no fue montado a partir de la oferta y la demanda.

En agosto del 2016 las tradicionales 393 combis y camiones que o Urvan que corrían de norte a sur y viceversa en la ciudad capital fueron encerradas para dar paso al equipo nuevo y reluciente del sistema llamado Tuzobús, que habría de cubrir las necesidades a partir de una troncal y una serie de rutas alimentadoras.

La cercanía del entonces gobernador Francisco Olvera con el pulpo camionero, permitió crear un sistema en donde todos participarían como inversionistas, y aun cuando era un proyecto gubernamental, les entregó la administración.

Convertida en SAPI la empresa fue entregada a personajes caracterizados por su ausencia de compromiso con la sociedad y sí con el dinero. De este modo, los choferes que debían despedir los utilizaron como choferes del nuevo sistema que aun si comenzar ya cargaba con lo peor del sistema de transporte.

Así comenzó el supuesto nuevo sistema, el cual colapsó a la vuelta de ocho años en donde existen adeudos millonarios, una cuarta parte del equipo destrozado y además un pésimo servicio.

La necesidad es mayúscula y de urgente atención. Los 75 mil pasajeros que mueven diario, no es cualquier cosa y deben tener una pronta respuesta, por ello fueron abordados todos y cada uno de los candidatos para exponer esa necesidad.

Ahora bien, que se podría hacer con un sistema que ha mostrado una baja rentabilidad en manos de un particular que administra un bien estatal, incluyendo instalaciones y equipo motriz. Esta pregunta debería ser contestada de manera inmediata, porque el problema ya se encuentra aquí y requiere de una respuesta seria y alcanzable.

Dentro del calor de las promesas hubo quien planteó la posibilidad de realizar un sistema de tuzobús eléctrico que funcione no sólo sobre la actual ruta, sino abrirlo a nuevas zonas de explotación.

Aun cuando el tema es meramente estatal, bien cabría una gran consulta municipal que tenga que ver con la regulación de paraderos, comercio ambulante en torno a este sistema y la forma de prestar el servicio de mejor manera.

Prácticamente se han gastado mil millones de pesos a cambio de un servicio poco eficiente y las pérdidas son enormes.

Es tiempo de regular la marabunta de urvans que inunda todos los días el primer cuadro de la ciudad y abrir una senda sociable para la movilidad consciente y responsable.

Nimiedades: De poco o nada servirá una elección democrática si los elegidos carecen del mínimo conocimiento de la administración pública o legislativo.

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