La inexistencia de conflictos poselectorales en Hidalgo --tras una pesada jornada que renovó mil 124 cargos de elección popular--, muestran que la mayoría de los ciudadanos quedó satisfecha con los resultados de triunfo que se cargaron en esta ocasión hacía Morena.

En campaña los morenistas le prometieron a la candidata presidencial Claudia Sheinbaum un millón de votos y lo cumplieron, logrando también colocar a dos senadores, 7 diputados federales el carro completo en el Congreso local y todavía 53 municipios más.

Las urnas casi reventaron de votos, la participación alcanzó más del 64.6 por ciento como nunca, los conflictos se redujeron al robo de urnas en Cuautepec y algunas amenazas de conflicto en Ixmiquilpan y en la huasteca.

Pese a la ineficacia del Instituto Estatal de Hidalgo y del consejo local del INE, la ciudadanía dio una clase de civilidad y puso muy altas las expectativas creadas por los candidatos, ahora deberán de cumplir.

Por supuesto que estos resultados de ninguna manera son de gratis, bien sabemos que hay una necesidad de creer en una nueva clase política, de una que avive la esperanza y cumpla no con todo, pero si con un 45 por ciento de lo prometido, lo que es real y posible.

Para ello, los ayuntamientos deberán crear planes de gobierno que no sólo contemplen su mandato, sino que se proyecten al menos diez años más, para que las obras tengan una visión de crecimiento a largo plazo.

Mientras que los diputados deberán quitarse esas ganas de convertirse en gestores y sí, crear una agenda legislativa que permita un pronto desarrollo estatal, que se amolde a esa disposición social para que el camino sea más pronto y efectivo.

Por desgracia la oposición se desmanteló ante sus propias ambiciones y sobrevivirán únicamente los hábiles dirigentes que se coloran hasta arriba del pastel con cargos plurinominales. Y es una lástima porque no existen posibilidades de contrapesos.

El proyecto que echó a andar el gobernador Julio Menchaca, ya cuenta con el andamiaje municipal y legislativo para andar sin tropiezos ni obstáculos, más cuando hay una palabra comprometida por la presidenta electa Claudia Sheinbaum de alentar el desarrollo en Hidalgo.

Un nuevo mapa ya fue dibujado por el voto ciudadano, al difuminar cacicazgos regionales que sostuvieron durante largas décadas a personajes nada aceptados, aunque hubo algunos que se colaron con triunfos extraños como el sucedido en El Arenal, donde la tierra de Adelfa Zúñiga sigue sin ceder a la democracia.

El costo del voto fue de 229 pesos, aunque hubo algunos casos inexplicables como aquella candidata priista de Eloxochitlán que apenas obtuvo tres votos. Sería interesante saber cuanto le dio de presupuesto su dirigencia estatal, porque allí huele a fraude.

Las condiciones son óptimas, ahora esperemos los resultados.


Nimiedades: Lástima de clase política, ni siquiera dio la cara cuando le dieron su nuevo salvoconducto de seis años.

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