La emergencia que esta viviendo el estado de Hidalgo derivado de las lluvias atípicas presentadas el fin de semana pasado, ponen a prueba la estrategia de protección civil y la capacidad de reacción del gobierno frente a la adversidad.

Es difícil que las autoridades estén preparadas para contingencias de esta magnitud porque (como fue el caso), en muchas ocasiones los fenómenos naturales son impredecibles y se presentan con intensidad.

De cualquier manera, su responsabilidad es actuar con prontitud salvaguardando lo más valioso que es la vida de las personas. En este sentido, todas las voluntades (sociedad y gobierno) iniciaron los trabajos de ayuda a las zonas más siniestradas.

No obstante, la complejidad se concentro en los cientos de caminos que estaban cerrados, derrumbes, zanjas y otras condiciones negativas que impidieron el paso de la ayuda más que por vía aérea.

Esta última, con un elemento adicional que representa la falta de espacios en la sierra y la huasteca para poder aterrizar y hacer llegar la ayuda necesaria. De tal manera, que las horas se hicieron muy largas para permitir el acceso a las comunidades afectadas.

El reporte que se tiene hasta el momento es de 21 defunciones, 43 personas no localizadas, miles de casas dañadas y cientos de caminos y puentes dañados. El reto por venir será un trabajo masivo de reconstrucción y ordenamiento territorial para que los fenómenos de esta índole no provoquen más daños.

Hay que decir que la desgracia se acentúa cuando las autoridades municipales (principalmente) permiten los asentamientos humanos en zonas de alto riesgo. Una parte por negligencia y otra, porque no cuentan con los atlas de la materia que pueda identificar construcciones en lugares inseguros como orillas de un río susceptibles a un desplazamiento o hundimiento de la tierra como barrancas o laderas.

Eso por una parte, también hay que decir que los elementos de protección civil regularmente son escasos en estos sitios aislados donde no cuentan con los instrumentos necesarios como capacitación y herramientas que les permitan realizar de mejor manera sus actividades.

Otra de las situaciones que agravan las emergencias tienen que ver con las condiciones geográficas. Nuestra estado tiene regiones que solo se comunican a través de una camino vecinal, veredas, terracerías improvisadas que resultan ser estrechos espacios que impiden maniobras o ingreso de vehículos de auxilio de ciertas magnitudes.

Todos esos elementos juegan en contra de las emergencias donde el tiempo es un factor clave para ayudar a la población en situación de vulnerabilidad. Aún así, la respuesta de las autoridades puede ser una oportunidad en estos tiempos de crisis porque si el manejo es el indicado se logra un liderazgo y reconocimiento que difícilmente se olvida.

Aunque muy pocos políticos tienen claridad sobre esa estrecha línea de ayudar a través de la coordinación antes que ocupar esos eventos como plataformas políticas que sirvan para posicionarse ante la opinión pública.

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