Con frecuencia, el final del año invita a la reflexión sobre lo que se hizo y sobre aquello que quedó pendiente. En particular, en el estado de Hidalgo, ocurrieron dos eventos que vale la pena resaltar.

En lo político, la posibilidad de revocar y/o renovar el mandato del gobernador se activó a partir de este año. En este sentido, Menchaca promovió desde campaña esta iniciativa que, después de ser aprobada por el Congreso local, pudo celebrarse a finales de 2025. No obstante, los promoventes no tuvieron el suficiente respaldo ciudadano para activar este mecanismo de participación.

Al final, solo el 4 por ciento de las firmas necesarias se recabaron, por lo que no se cumplió con la meta de juntar al menos el 10 por ciento del padrón electoral que requisita la ley en la materia.

Para algunas voces, esta posibilidad debería flexibilizarse porque el criterio para activar el mecanismo es complejo. Recordar que se tienen que reunir poco más de 230 mil firmas de ciudadanos en más de la mitad de los municipios para activar la revocación. Para otros, el trámite sirve para medir el descontento de los electores. De tal suerte que, si no existen al menos el 10 por ciento de ciudadanos que desean revocar, entonces el mandatario en turno debería seguir con su responsabilidad como lo establece la ley.

Al final quedan buenas enseñanzas para todos. El gobierno tiene que actuar apegado a los intereses de la mayoría y no olvidar que podría ser escrutado a la mitad de su gestión. Los activistas que promovieron la revocación se dieron cuenta de que debieron ser más asertivos y diversificar sus estrategias porque el ejercicio no entusiasmó al 96 por ciento de los ciudadanos. También hay que decir que debió ser más activo el organismo electoral, que dejó pasar esta consulta sin realizar campañas de difusión ni promoción para los interesados en el tema.

Otro evento que puso a prueba al gobierno y a la sociedad fueron las lluvias atípicas que se presentaron en octubre y dejaron un saldo de 28 municipios afectados.

Miles de familias perdieron sus hogares y bienes; durante semanas, las comunidades afectadas vivieron en la incertidumbre, sin acceso a servicios básicos ni fuentes de ingreso. La tragedia provocó también víctimas mortales y desaparecidos.

Ante estos hechos se generó una movilización de equipos de rescate en zonas de difícil acceso. Aquí, el Ejército Mexicano, Marina y Guardia Nacional tuvieron una actuación sobresaliente. Sin embargo, como es frecuente en estos casos, la ayuda humanitaria fue clave para llevar alimentos a las familias que lo necesitaban. En este particular, la solidaridad de los hidalguenses demostró que ningún fenómeno natural es tan fuerte para quebrantar la voluntad de este pueblo. También se deben resaltar los apoyos del gobierno federal, la logística y organización de esfuerzos del gobierno local y la destacada participación del sistema DIF Hidalgo.

Estos hechos, lejos de representar sinsabores, deberían dejar experiencias para fortalecer lazos entre sociedad y gobierno y seguir trabajando en torno a los retos que estarán por venir en 2026.

Google News