Stephany Espinosa

La revolución hecha por mujeres

Bajo reserva

Un capítulo crucial en la historia de México, fue la Revolución Mexicana (1910-1920), un proceso histórico que a lo largo de su desarrollo tuvo varias fases, marcado no solo por la de transformación, la insurrección y la lucha, sino también por la sublevación ideológica.

El pasado 20 de noviembre se cumplieron 113 años de este hecho, que, si bien tiene otros antecedentes, se inició con la proclamación del Plan de San Luis, por parte de Francisco I. Madero, a través del cual se convocaba a la población a levantarse en armas en contra del gobierno de Porfirio Díaz, quien ya acumulaba 36 años en el poder.

A menudo, la Revolución Mexicana es pensada como un hecho histórico que se gestó de la mano y obra de los hombres, por ello es común que en los relatos históricos destaquen una gran variedad de líderes y héroes masculinos, pasando por alto la participación de las mujeres en este movimiento, pese al valioso papel que desempeñaron desde diferentes ámbitos.

En el imaginario colectivo impera la visión de las mujeres como soldaderas o de “Adelitas”, (como popularmente fueron conocidas) y “cuidadoras”, que atendían a los hombres; no obstante, la intervención femenina en la Revolución se desarrolló de diferentes formas y principalmente en dos escenarios: en el campo de batalla y en el plano ideológico.

Por un lado, encontramos a las mujeres combatientes: las generalas y soldaderas, que además de participar en la lucha armada, llevaron a cabo una gran variedad de tareas como transportar agua y comida, cocinar, lavar ropa y cuidar de los heridos, por lo que también había enfermeras. Otras tantas, eran distribuidoras de armas y municiones, encargadas además de su abastecimiento, compra, transporte y limpieza. Las “Rieleras”, por su parte, eran las encargadas de brindar mantenimiento a las vías del ferrocarril, mientras que otras se encargaban del correo, llevando y trayendo mensajes, tarea de suma importancia para mantener a las tropas informadas.

Fuera del campo de batalla, las mujeres, (principalmente las intelectuales, consideradas así por haber tenido el privilegio del acceso a la educación), ostentaron un papel crucial en la difusión de ideas revolucionarias, por lo que muchas participaron en actividades políticas como activistas, fungieron como periodistas y escribieron en periódicos, distribuyeron propaganda a favor de la causa revolucionaria, promovieron el sufragio femenino y abogaron por la justicia social, así como la igualdad de derechos.

Debemos recordar que todas estas tareas, muchas veces eran efectuadas mientras seguían desempeñando el rol de madres y esposas, por lo que era común ver a estas valerosas mujeres efectuar sus actividades, aunado a la crianza de sus hijos, a quienes también educaban.

Durante este periodo, las mujeres enfrentaron numerosos retos, desafiaron las normas de género de la época y demostraron no ser espectadoras pasivas de la historia, sino agentes activos de cambio.

Actualmente su legado se ve reflejado en las demandas de cambios sociales y políticos que surgieron durante y después del conflicto armado, ya que, a pesar de que no todos los objetivos fueron completamente alcanzados, la participación de las mujeres en la Revolución sentó las bases para futuros movimientos en el marco de la lucha continua por los derechos de las mujeres en México.

En México no puede ni debe hablarse de la Revolución Mexicana, sin tomar en cuenta la participación activa y el legado histórico de las mujeres en dicho proceso.

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