Una escena que no debería existir: Meredith, Medelin y Karla, dos gemelas de apenas 11 años abrazadas a su hermana de 9, todas asesinadas a balazos, encontradas por el colectivo Buscadoras por la Paz. Antes fueron privadas de la libertad. Su madre, Margarita, había sido hallada días antes, también asesinada, cerca de Hermosillo, Sonora. La Fiscalía de Sonora identificó al agresor: Jesús Antonio “N”, pareja ocasional de Margarita, vinculado al narcomenudeo. Bromeaba con matarla para cobrar un seguro de 300 mil pesos. Hoy está vinculado a proceso, con pruebas, testigos y su propia confesión. El crimen ocurrió el 3 de julio. El padre de las niñas, destrozado, exige justicia.

Esto ocurrió en México. No en una zona de guerra. Aquí, donde el Estado falla una y otra vez en proteger a su infancia.

¿Dónde están los protocolos? ¿Las alertas, los diagnósticos? Este crimen no es aislado. Es reflejo de un sistema que solo reacciona cuando ya es demasiado tarde. No hay bases de datos de agresores, ni seguimiento psicológico, ni alertas escolares. Lo dejamos todo al azar.

¿Y cuántas señales hubo antes de esta tragedia? ¿Quién las ignoró? Porque los feminicidios infantiles se anuncian. Si no los vemos, somos cómplices por omisión.

La violencia contra niñas, niños y adolescentes es estructural. Cada año se asesinan más de mil. En 2023, hubo más de 20 mil casos de abuso sexual infantil. Y detrás de cada número, hay una historia:

Giovanni, de 8 años, apareció en una bolsa en Chihuahua, con signos de abuso. Nicole, de 13, fue hallada desmembrada tras desaparecer en Baja California. Natalia, de 24, asesinada tras denunciar acoso. Hoy se suman Margarita, Meredith, Medelin y Karla.

¿Y qué hace el Estado? Casi nada. El presupuesto federal en infancia es de apenas 1.2% del PIB. He estado en muchos DIFs: espacios fríos, donde los bebés buscan abrazos que no pueden recibir “porque se acostumbran”. Como si el cariño fuera un privilegio.

No se trata solo de endurecer penas. Ya existen castigos ejemplares. Lo que falta es prevención: protocolos, atención temprana, inversión. No más discursos. Políticas públicas reales.

Hoy urge: triplicar el presupuesto en infancia, crear una política nacional de prevención, reformar los DIFs, establecer alertas y registros de agresores, y capacitar a todo operador del sistema.

Hoy, nos toca nombrarlas. Meredith, Medelin y Karla. Margarita. Giovanni, Nicole, Natalia. No se trata de llorar frente a la tragedia. Se trata de hacer algo. Y exigir que quienes tienen el poder, actúen ya. Un país que no protege a su infancia está condenado a repetirse.

Presidenta de Reinserta

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