El estado de Chihuahua está enclavado en el desierto norteño de México, aún así desde años remotos sus habitantes han encontrado las mejores condiciones para la vida. Sus pastizales y la gran extensión de tierra permitieron el desarrollo de la ganadería a pasos agigantados.

Pero fue la minería la que logró desarrollar la industria en la época colonial. Es con esta actividad que quizá surge en Chihuahua la primera historia con toques místicos y que con el tiempo se ha convertido en la principal leyenda de un pueblo.

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Con motivo de la festividad del día de muertos, se dio a la tarea de recabar leyendas populares que forman parte del valioso folklore mexicano de algunos estados.

La casa del europeo Erasmo Núñez, conocido como “El Curro”, ahora es la Casa del Terror, ubicada en Santa Eulalia, cabecera del municipio de Chihuahua. La leyenda cuenta que lo mataron por no revelar dónde estaba escondida su fortuna. Foto: Mario Trillo/Cortesía.
La casa del europeo Erasmo Núñez, conocido como “El Curro”, ahora es la Casa del Terror, ubicada en Santa Eulalia, cabecera del municipio de Chihuahua. La leyenda cuenta que lo mataron por no revelar dónde estaba escondida su fortuna. Foto: Mario Trillo/Cortesía.

La que fuera casa de “El Curro” ahora es un sitio turístico donde se ofrece un recorrido conocido como “La casa del Curro”. En la imagen, el propietario Rogelio Varela, un habitante más del pueblo que, como todos, creció con aquella leyenda.

Santa Eulalia es la cabecera de Aquiles Serdán en Chihuahua, el municipio más cercano a la capital, ya que solo los separan 18 kilómetros del centro histórico capitalino.

Fue en este pueblo minero que surge la leyenda de “El Curro”, personaje de origen europeo que aún vaga por los callejones y montañas de aquel lugar.

Esta historia la protagoniza Erasmo Núñez, hombre aventurero de origen europeo que, convencido de hacerse rico, viajó a la Nueva España en 1735. Los azares de la vida lo llevaron al pueblo de Santa Eulalia, zona que llegó a tener cerca de 300 minas en operación.

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La suerte le sonrió y a mediados del siglo XVII, Erasmo Núñez ya era un acaudalado minero que solía vestir elegantes ropas, muchos dijeron que su éxito se debía a un pacto que había hecho con el diablo.

“El Curro” viajó de Europa a la Nueva España en 1735 y los azares de la vida lo llevaron al pueblo de Santa Eulalia, donde pronto se hizo un prominente empresario minero.

La casa de “El Curro” ha sido adaptada en color negro y sin ventanas. Le costó la vida no revelar el paradero de su fortuna, de la que se dijo eran centenares de lingotes de plata, joyas y otros artículos de valor. Foto Mario Trillo/Cortesía.

Al no tener familiares en el pueblo emprendió el viaje de regreso a España para heredar su fortuna a su sobrino, no sin antes esconderla en una cueva que, según se cuenta, eran centenares de lingotes de plata, joyas y varios artículos de mucho valor.

Pero sus planes no fueron los esperados y murió en el intento de regresar a la madre patria, unos cuentan que piratas o bandoleros lo mataron después de que no reveló el lugar de aquella cueva.

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Desde entonces se comenta que entre los callejones del pueblo, en ciertas noches del año, sobre todo aquellas frías y oscuras de invierno, “El Curro” deambula buscando a alguien que le ayude a cumplir la manda de ir a España entregándole a cambio aquel tesoro que mineros y gambusinos no han podido encontrar.

El museo de los ovnis y lo paranormal es el único dedicado a estos hallazgos en el estado de Chihuahua. Se ubica también en Santa Eulalia, en Aquiles Serdán. Foto: Rogelio Varela/Cortesía.
El museo de los ovnis y lo paranormal es el único dedicado a estos hallazgos en el estado de Chihuahua. Se ubica también en Santa Eulalia, en Aquiles Serdán. Foto: Rogelio Varela/Cortesía.

La leyenda se ha contado por generaciones y ha dado nombre a la Casa del Terror que Santa Eulalia ofrece como atractivo a sus visitantes. Es un recorrido turístico conocido como “La casa del Curro”, de su ahora propietario Rogelio Varela, un habitante del pueblo que, como todos, creció con aquella leyenda.

El señor Varela es un apasionado de temas paranormales que lo ha llevado a conseguir durante años varios artículos que tengan cierto misterio y es en Santa Eulalia donde se exhibe el único museo dedicado a lo paranormal del estado de Chihuahua.

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En este museo destacan los juguetes embrujados, antiguos objetos religiosos que fueron parte de exorcismos, una mesa donde se realizaban hechizos de magia aún con marcas de los arañazos de los brujos que la utilizaron, marcas que enchinan la piel a cualquier persona, estos son solo algunos de los 500 objetos que se exhiben.

A la entrada de la Casa del Terror se observa un diablo, mientras en las ventanas se ven rostros terroríficos de monstruos del cine. Foto: Mario Trillo/ Cortesía.

La maldición de Santa Cruz de Tapacolmes

A unos 60 kilómetros de la capital, en el actual pueblo de Rosales en Chihuahua, ocurrió un hecho en 1808, época de los albores de la guerra de Independencia, cuando el pueblo tenía un párroco llamado José María Carrasco, quien en principio fue un sacerdote muy querido por su feligresía.

Pero los problemas comenzaron cuando la familia de don Antonio Ampudia llegó a Santa Cruz; eran su esposa y sus dos hijas, bellas pero soberbias, y su hijo Tomás, quien gustaba de enamorar a las mujeres y darse al alcohol.

La población comenzó a quejarse de la conducta de los Ampudia y el párroco no hacía nada, hasta que Tomás Ampudia tuvo un romance con la ahijada del sacerdote, a lo que se negó rotundamente, fue entonces que empezaron las diferencias y los rumores en el pueblo.

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Se dice que Tomás Ampudia mandó una carta al gobernador de la Nueva Vizcaya acusando al párroco Carrasco de conspiración, por lo que el gobernador envió a un visitador llamado don Francisco de la Serna, quien se hospedó en la casa del cura.

Por desgracia, el visitador falleció de un infarto mientras estaba hospedado con el párroco. Los chismes y rumores que corrieron acusaron al padre Carrasco de haber envenenado al visitador, dichos que llegaron al gobernador, quien mandó aprehender al sacerdote.

La iglesia donde sucedió la tragedia se ubica en el ahora pueblo de Rosales, Chihuahua, a 60 kilómetros de la capital. Foto: Héctor Iván Olivas de la Cruz/Cortesía.
La iglesia donde sucedió la tragedia se ubica en el ahora pueblo de Rosales, Chihuahua, a 60 kilómetros de la capital. Foto: Héctor Iván Olivas de la Cruz/Cortesía.

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Cuando fue aprehendido para ser conducido a la capital, lo sentaron de espaldas en un burro viendo a la cola del animal, lo que se consideraba una humillación, y mientras la multitud lo insultaba él les gritó: “pueblo infeliz yo te maldigo, ni el polvo de tu suelo quiero que me acompañe, el señor te condene a fuego eterno”.

Tras esto el ambiente del pueblo cambió para sentirse lúgubre, despedía un aroma fétido y fúnebre, las festividades perdieron el espíritu, había un estado general de desánimo.

El viernes 8 de abril de 1808 fue viernes de Dolores. Ese día los devotos y el nuevo párroco, el padre fray Antonio Muñoz, se encontraban reunidos en el templo; el altar se adornó con un montón de ramas de táscate, simulando un monte y, según se dice, una vela se dobló cayendo fuego sobre el ramerío.

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Otros afirman que una rama tocó una vela y que el sacristán trató de apagar el fuego, pero solo empeoraron las cosas al caer otras velas.

Fue así como se desató el infierno, el fuego no tardó en alcanzar el techo de madera que desprendió resina en llamas sobre las personas prendiendo sus ropas. La gente en pánico trato de salir, pero quedaron apretujados en la puerta que terminó por atascarse. Fallecieron 63 personas.

Ante la desgracia, los habitantes de Santa Cruz de Tapacolmes pensaron que la maldición del padre Carrasco se había cumplido, muchos se arrepintieron de haberlo despreciado y traicionado.

Si bien es cierto que no podemos asegurar la relación de causalidad entre el incendio y la maldición, la tragedia ocurrió y, como toda buena leyenda, tiene elementos de verdad y de lección moral.

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Además de la maldición, también se habló de milagros durante el trágico incendio, entre ellos la supervivencia de un niño indígena de dos meses de edad, que fue aplastado por los cuerpos junto a su madre, quien no sobrevivió.

Otro hecho inusual fue una imagen de la Virgen del Rosario que quedó intacta a pesar de estar sostenida por una mujer que quedo calcinada; también se conservó sin daño alguno una Cruz de Madera que hasta la fecha es venerada dentro del templo actual construido en los años 40 de siglo XX.

A unos 150 metros del museo de lo paranormal, en Santa Eulalia, cabecera de Aquiles Serdán se encuentra otra vieja casa de fines del siglo XIX, la cual es sede de una galería de antigüedades y curiosidades.

Como una atracción del lugar se puede observar una vieja noria que dotaba de agua potable a los que algún día vivieron en esa casona; tiene una profundidad de 15 metros del suelo al espejo de agua y más de 30 de profundidad, el agua es totalmente potable.

Entrada al museo de los ovnis y lo paranormal que se encuentra en Santa Eulalia, cabecera del municipio de Aquiles Serdán en Chihuahua. Foto: Rogelio Varela/Cortesía.

  • Fuentes:
  • Márquez Zacarias, (2004), Misiones de Chihuahua, México, Conaculta.
  • Leyendas de Chihuahua, (2004), México, Ediciones Horus.
  • Vargas Jesús, Leyendas de Chihuahua. Biblioteca chihuahuense.

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