En diez meses de gobierno, el homicidio doloso se redujo 25.3 por ciento; cada día se cometen 22 homicidios menos”, enfatizó Claudia Sheinbaum el martes pasado durante la mañanera. Es cierto que el Gabinete de Seguridad ha logrado reducciones importantes, pero las preguntas son inevitables ¿son cifras reales o una narrativa política? ¿los mexicanos tendremos paz con solo bajar los homicidios?
Medir el éxito en seguridad únicamente por cifras de homicidios es engañoso. La seguridad va emparejada con muchos otros delitos como desapariciones, extorsiones, robo de vehículos, etc. Así como con la impartición de justicia. Detener a más de 29 mil personas exige también que el Fiscal informe sobre el estatus de las investigaciones. ¿Todos fueron llevados ante un juez?, ¿cuántos están presos?, ¿en qué penales se encuentran? Todo lo que tiene que ver con fiscalías y cárceles es una caja negra.
La reducción en homicidios presumida por la Presidenta se hizo comparando septiembre de 2024 con julio de 2025, también se presentaron cifras de algunos estados comparando septiembre del año pasado con febrero o junio de este año; cualquier especialista sabe que las comparaciones se hacen sobre el mismo mes o periodos de varios meses, no se vale utilizar las cifras para que digan lo que ellos desean. Lo irónico es que no necesita exagerar para mostrar logros. De enero a julio de 2024 contra el mismo lapso de 2025 hubo una baja sustancial de 16 por ciento. Otra cifra para presumir es que en julio del año pasado hubo 2,564 homicidios, frente a 2,013 en julio de este año, una reducción del 21 por ciento. Quizá presenta cifras engañosas para contrarrestar el desastre heredado de su mentor, un país con violencia desbordada y entregado al crimen.
Asimismo, es engañoso presentar cifras que se sostienen en reportes estatales llenos de anomalías. En Causa en Común hemos documentado que, a medida que el cajón de “homicidios dolosos” se vacía, crece el de “homicidios culposos” y “otros delitos contra la vida e integridad” como son inducción al suicidio e inseminación artificial no consentida, entre otros que no incluye homicidio ni feminicidio. Ejemplos hay muchisímos, menciono dos. En Colima, durante el primer semestre de 2025 los homicidios dolosos cayeron 28 por ciento, pero los culposos subieron 44 por ciento; en la Ciudad de México se reportaron 620 víctimas de “otros delitos contra la vida” frente a 446 homicidios dolosos. Entre 2018 y 2024, los “otros delitos contra la vida” crecieron ¡103 por ciento!
La presidenta también omite hablar de un tema alarmante, las desapariciones. Aumentaron 13% en sus primeros siete meses según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO). Esto significa que un número desconocido de personas asesinadas podría estar en las cifras de desaparecidos. Además, contabilizamos al menos 156 fosas clandestinas el primer semestre de 2025 sin registro oficial de cuantos cadáveres contenían, comparado con el año anterior es un 40 por ciento más.
Queda el mayor obstáculo, la protección política a criminales. En Sinaloa, Rocha Moya y su cercanía con “Los Chapitos”; en Tabasco, el exsecretario de Seguridad, Hernán Bermúdez, prófugo y Adán Augusto López (su jefe) intocable; decomisos de huachicol y contrabando sin detenciones de políticos, pese a señalamientos contra Rocío Nahle y Mario Delgado; entre otros muchos políticos corruptos. El elefante en la mesa, lo que más pesa para lograr la paz es el combate a la corrupción.
Mientras Claudia Sheinbaum proteja a políticos de Morena ligados al crimen organizado, cualquier cifra de mejora será frágil e insuficiente, a pesar del muy buen desempeño del secretario Omar García Harfuch. Esa es la deuda que el gobierno aún no está dispuesto a pagar. (Colaboró Fernando Escobar Ayala).
Presidenta de Causa en Común
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