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La salida de Pablo Gómez de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) estaba echada meses atrás. Sus apariciones y entrega de información sensible de periodistas, empresas y “rivales” de la 4T, durante las mañaneras del entonces presidente Andrés Manuel López Obrador, prendieron las alertas en el organismo internacional que coordina a las unidades de inteligencia financiera de todo el mundo: el Grupo Egmont.
Este organismo de cooperación de inteligencia mundial tiene 177 países miembros y es liderado por un francés, Jerome Beaumont, quien funge como secretario ejecutivo. El uso político que se le dio a la UIF, bajo López Obrador, ocasionó una pérdida de confianza del organismo internacional, una reducción en la cooperación con otras unidades de inteligencia financiera y hasta una especie de amonestación a México.
Además, varias fuentes periodísticas han señalado que las omisiones de la UIF en el caso del sector financiero mexicano y que haya sido el FinCEN del Departamento del Tesoro de EU el que encontró irregularidades en bancos y una casa de bolsa en México adelantaron la salida de Gómez.
La relación con el Grupo Egmont y, en particular, con el FinCEN, es clave para la operación de la UIF. Para ser claros, hasta los sistemas de cómputo con los que trabaja la UIF para hacer rastreos de movimientos dependen de los accesos (network) que, en buena medida, generan las dependencias de EU. De hecho, el exdirector de la UIF, Santiago Nieto, quien siempre tuvo una buena relación de trabajo con las agencias de EU, restableció muchos de los sistemas y bases de inteligencia que se habían perdido al final del sexenio de Enrique Peña Nieto. Muchos de esos sistemas, según fuentes de Hacienda, se volvieron a “desconectar” dada la forma en que actuó la UIF de Gómez.
Ahora toca a su nuevo director, Omar Reyes Colmenares, quien sí tiene experiencia en temas de inteligencia, incluso internacional, al haber trabajado con Interpol, mejorar la relación con Egmont y poner al día los sistemas de la UIF. Para ello puede echar mano de las relaciones que otra mexicana, Elisa de Anda, tiene como presidenta, hasta 2026, del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI). Las funciones que tendrá que hacer Reyes Colmenares para salvaguardar al sistema financiero mexicano de actividades ilegales, como el lavado de dinero, y seguir la pista al dinero de organizaciones criminales mexicanas, serán clave para el plan de seguridad de la presidenta Claudia Sheinbaum y para restablecer la confianza de la Casa Blanca en las autoridades mexicanas.
Pero, así como hay que “reconectar” a la UIF con otras unidades de inteligencia financiera del mundo, Reyes Colmenares será una pieza clave en el nuevo modelo de inteligencia y seguridad que el Congreso ha otorgado a la Secretaría de Seguridad, a cargo de Omar García Harfuch.
Hay que recordar que el pasado 16 de julio se publicó la nueva Ley del Sistema Nacional de Investigación e Inteligencia que establece un nuevo andamiaje en materia de seguridad. En esta ley, bajo el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), que depende ya de la Secretaría de Seguridad, se crea una Plataforma Central de Inteligencia que deberá estar interconectada a todo tipo de bases de datos públicas y privadas. Desde datos de fiscalías estatales, hasta registros empresariales, bancarios, de telecomunicaciones, aviación, movilidad o de consumo, por mencionar algunos. Sencillamente, el gobierno podrá tener acceso a todo tipo de bases de datos, y la ley establece la obligación de “colaborar” de los particulares con la autoridad.
Así, mientras la llegada de Reyes Colmenares permitirá restablecer la data con la que opera la UIF, el plan del gobierno es mucho más amplio y pretende conectarse, en tiempo real, a todas las bases de datos privadas. Habrán de surgir dudas sobre la legalidad de esto y la confidencialidad de mucha información hasta ahora en manos de privados, pero la apuesta que se está haciendo es que, con inteligencia —a costa de derechos y datos de los privados— se podrá detener a la delincuencia y, sobre todo, a los cárteles de la droga. De paso, también aplacar las demandas de seguridad de EU.
El Estado mexicano se convertirá en un poderoso hermano mayor. Ojalá la información que tendrá disponible se use con reserva y, sobre todo, para desbaratar a los cárteles, a sus empresas fachada y toda la maquinaria y personas con que mueven y lavan dinero. El reto es mayor.
X: @JTejado
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