El 1 de agosto, es decir, en 72 horas, entrarán en vigor los aranceles que, de manera unilateral y hasta grosera, Estados Unidos ha impuesto al resto del mundo. De los arreglos que hasta ahora se han logrado hay dos temas relevantes: 1) ningún país ha estado exento de tarifas (Reino Unido, 10%; Europa, 15%; Japón, 15%; Vietnam, 15%; Indonesia y Filipinas, 19%); y 2) a varios países les han sacado compromisos de inversión y/o compras de productos de EU (los europeos lo harán por 750 mil millones de dólares y los japoneses por 550 mil millones).
La negociación más complicada que EU lleva a cabo es con China, la segunda economía mundial. Esta ocurre en Suecia y, de no llegar un acuerdo, se prevé que las tarifas sean cercanas a 50%.
En el caso de las Américas, Brasil es el país con la mayor amenaza, con tasa de 50%, principalmente por cuestiones políticas, pero para Canadá y México hay riesgo de tarifas de 35% y 30%, respectivamente, de no llegar a un acuerdo en 72 horas. Estos aranceles, al parecer, sólo serán para productos que no cumplan con las reglas del T-MEC, lo que en el caso de México significa que 52% de nuestras exportaciones pasarían de una tarifa que era de 2.5% a 30%. De darse, será un fuerte golpe para nuestro sector exportador. Además, habría aranceles para productos de exportación específicos como acero, aluminio, cobre y tomate. Encima de esto, hay otros productos que está prohibido exportar, como la carne de ganado, por razones fitosanitarias.
El primer ministro canadiense, Mark Carney, ha señalado que ve en las negociaciones un escenario pesimista para su país y que no firmará un acuerdo con EU bajo condiciones que no convengan. Además, tienen listos aranceles compensatorios. A la par, como señal de “buena fe”, los canadienses difirieron la entrada en vigor de una ley que cobraría grandes impuestos a empresas tecnológicas de EU. Así, Canadá tiene una posición clara: quiere seguir siendo socio de EU, pero no a cualquier precio.
En el caso de México, a pesar de que los funcionarios del gobierno se dicen optimistas, las señales no parecen ser las mejores: EU quiere abrir antes de tiempo la revisión del T-MEC, y se queja y se queja de temas vinculados al trasiego de fentanilo, por varias de las reformas de la 4T que afectaron a sus empresas, y siguen ampliando sus bases militares en la frontera. La narrativa que los funcionarios de EU y los medios de derecha hacen de México es negativa y tendenciosa, en particular respecto al control de los cárteles.
Por nuestro lado, en México seguimos coqueteando con China y Brasil, a pesar de ser los países con los que EU tiene más antagonismo. Se habla de movilizar el voto hispano, se niega que haya peticiones de entrega de “narco-políticos”, y se han orquestado marchas so pretexto de la gentrificación que van cada vez más dirigidas a ciudadanos y empresas de EU. Los medios de izquierda y los youtuberos vinculados al oficialismo traen narrativas antiestadounidenses, y la presidenta Claudia Sheinbaum recurre cada vez más al discurso nacionalista o al pasado glorioso precolombino de México ante preguntas respecto a nuestro vecino del norte.
Mientras esto pasa, la política mexicana de ‘Mr. Amigo’ que siempre había logrado convencer a los presidentes de EU quedó en el olvido. Pero quienes sí lo han hecho han logrado acuerdos: el Rey de Inglaterra ha estado invitando a Donald Trump a elegantes ceremonias. La presidenta de la Comisión Europea aprovechó el juego de golf en un nuevo campo de Trump (que lleva el apellido de su madre) y hasta los vietnamitas aceleraron los permisos de un desarrollo de la Organización Trump a las afueras de Hanoi.
En 72 horas sabremos si los esfuerzos y negociaciones de México han sido exitosas. Ya sabemos que un arancel cero es imposible. La pregunta es, ¿en cuánto quedaremos? De ello dependerá el futuro de nuestra economía, pues, sencillamente, para EU podría hacer más sentido producir vehículos en Japón y en Europa que en México. Nuestras ventajas competitivas se empezarán a desvanecer.
Lo que suceda en las siguientes 72 horas también implicará, sobre todo, decisiones para nuestra Presidenta. Hay quienes le dirán que hay que radicalizarse a la izquierda, sin más concesiones para EU, y quienes dirán que hay que seguir negociando y dar marcha atrás a políticas y discursos de la 4T que nos han distanciado como vecinos. Seguir en la ambivalencia será ya imposible.
X: @JTejado
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