Ser participativos es lo que se nos pide, ser activos, ser inquietos y —una vez llegada la mayoría de edad— ejercer nuestro voto.
Durante los más de 15 años que fui parte de un equipo profesional, todos y cada uno de los días fue necesario participar. No sólo con el balón, no sólo en el juego, sino en lo que se llama “el vestidor”, los viajes, la comida, la convivencia y tanto la defensa como el ataque en el infaltable bullying.
Participar era indispensable, pero cuando se trataba de juntarse, agremiarse, ponerse de acuerdo en beneficios comunes o desafiar las arbitrariedades sufridas, esa participación en el futbol prácticamente desaparece. Confieso que no participar siempre me causó conflicto.
Desde los 18 años, SIEMPRE he participado en todas y cada una de las elecciones a las que he tenido acceso y en todas las que se eligió Presidente de la República. Incluso, en la de 2000, se disputaba la Pre Libertadores en Estados Unidos. Fue, como todos sabemos, una elección histórica y no hubo apoyo de los equipos participantes para regresar a México el domingo de la elección. En aquella ocasión, se jugaron los partidos en San Francisco el sábado. Decidí buscar la manera de regresar a tiempo para votar y fue necesario tomar tres vuelos, que abarcaron la noche completa y toda la mañana, para llegar a votar antes de las 6 pm. Una travesía sumamente larga que bien valió la pena al momento de sufragar y ser, no sólo testigo, sino partícipe de un histórico cambio de Gobierno.
Participar en lo que nos corresponde (familiar, social, laboral o cívicamente) nos permite levantar la voz cuando los elegidos no hacen correctamente la labor que se les encomendó. Hasta el día de hoy, no participar significaba ser parte del problema y no de la solución. Esta vez, pienso que es distinto.
Hasta donde tengo aprendido, en las democracias participa la oposición y eso legitima los procesos electorales, pero esta vez —para la elección del Poder Judicial— me niego a ser parte de una farsa y a incrementar en un votante la simulación, la manipulación y el fraude. No voy a ser parte de una elección ya realizada. No votar es un acto de protesta y eso es lo que me parece indispensable manifestar.
Las boletas electorales han sido históricamente diseñadas para ser lo más sencillas posibles, hasta en los colores de los partidos. Aun así, para muchos resulta complejo entender cómo se vota. Esta vez, con seis boletas y gran cantidad de nombres a elegir, cada uno con un número y un poder que los postula, resulta extremadamente complejo conocer y estudiar, no sólo el perfil de cada candidato, sino su historial. Lo de este 1 de junio no es la elección del pueblo sabio, es el insulto a la inteligencia del pueblo.
Ser participativo es lo que se me enseñó, y lo que aprendí. Muchas veces, no estuve de acuerdo por decisiones que se tomaron dentro de los equipos que participé y hoy en día protesto por las medidas que se toman dentro del futbol mexicano, que indiscutiblemente nos tienen en una crisis sin precedentes. Disentir con argumentos es otra forma de participar y hoy decido participar de esta manera.
@felixatlante12 @felixunivision12
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