Aunque el embajador de México en Estados Unidos, Esteban Moctezuma calificó de “buenas noticias” el impuesto a las remesas de trabajadores mexicanos, lo cierto es que esta medida de imponer un 3.5 por ciento de impuesto al dinero que envían connacionales, es un derrota.

Y es que en la visión del embajador, las buenas noticias recaen en que la Asamblea de Representantes de Estados Unidos aprobó el gravamen en las remesas con un 3.5 por ciento, cuando el monto original propuesto era del 5.

Sin embargo ese optimismo no fue compartido por todos, pues hasta la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, en un fuerte mensaje incluso señaló que habría movilizaciones para oponerse al impuesto a las remesas y apoyar a los mexicanos que trabajan en Estados Unidos.

Según los datos del Banco de México, en 2024, los mexicanos que trabajan en Estados Unidos mandaron a México 62 mil 530 millones de dólares por concepto de remesas, lo que significaría que el gobierno estadounidense se podría quedar con más de un millón de dólares del dinero de los trabajadores que envíen este año.

Esta ley que ya fue avalada por la Cámara de Representantes norteamericana, todavía está pendiente su discusión y posible aprobación en el Senado estadounidense.

Este impuesto a las remesas aplica para los trabajadores de todos los países, que se encuentran en Estados Unidos y que se calcula en 40 millones de personas, aunque los más afectados serían los trabajadores mexicanos y centroamericanos, que basan gran parte de su economía en las remesas.

Además del golpe a los bolsillos de las familias de los migrantes en Estados Unidos, se podrían presentar algunas alternativas para menguar el golpe económico que pueden tener consecuencias.

Según analistas, los trabajadores mexicanos tendrían que considerar trabajar más para obtener mayores recursos o quedarse con menos dinero y el resto enviarlo a sus familias en México. Por ello los trabajadores gastarían menos dinero en Estados Unidos, lo que afectaría la economía norteamericana.

Otra alternativa es que los trabajadores se apoyen en terceros para los envíos de dinero, pues con el apoyo de familiares y amistades con ciudadanía o residencia en Estados Unidos realizarían las transferencias, aunque a la larga es posible que sus amistades les cobren comisiones.

Otra medida aunque mucho más riesgosa son los envíos de dinero en efectivo, pues además del peligro que el dinero sea robado, también puede ser una vía para acciones de organizaciones criminales.

Aunque el impuesto no ha sido aprobado con senadores norteamericanos, seguramente disminuirán las remesas a México, viéndose afectados estados como Hidalgo, donde según el Banxico en el primer trimestre, la entidad recibió 395.95 millones de dólares en remesas.

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