Eduardo Andrade

Celebrar y defender independencia y soberanía

Eduardo Andrade
16/09/2025 |09:31
WEB El Universal Hidalgo
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Hoy es nuestro Día Nacional. Celebramos el inicio de la batalla por la Independencia que fue larga, azarosa y hasta contradictoria, pues al consumarse en 1821 significó más un triunfo del conservadurismo que del pensamiento liberal que la había comenzado. De cualquier manera, quedamos libres del dominio de la Corona española y alcanzamos la Independencia, a partir de la cual se empezó a ejercer la Soberanía y con ella el liberalismo recuperó espacios, destrozó las fantasías imperiales de Iturbide y fundó la República con la Constitución de 1824.

Así, Independencia y Soberanía no son iguales, la primera es un concepto estático y simple, la segunda una noción dinámica y compleja. La Independencia significa la no subordinación del pueblo de un territorio al poder de una potencia que actúa como metrópoli. En el contexto americano la diferencia es muy clara porque nuestros pueblos debieron sacudirse el yugo colonial dando lugar a un momento preciso en que se logra la Independencia. En esa circunstancia resalta la implicación recíproca de ambas figuras. Como poder del Pueblo, la Soberanía es la fuerza que impulsa la obtención de la Independencia, unas veces por medios violentos como el estallido encabezado por Hidalgo, otras por vías pacíficas como la empleada por Gandhi.

Consumada la liberación, la Soberanía se estabiliza en una doble dimensión: la que corresponde al Pueblo y la que se ejerce a través de las instituciones del Estado, a la vez como poder supremo sobre su territorio y como poder igualitario al de todos los demás Estados que integran la comunidad internacional. En ese ámbito siempre hay riesgos y por ello la importancia de celebrar nuestra condición de independientes y soberanos, pero también de valorar y defender esas características frente a amenazas que no siempre provienen del exterior. En nuestro propio suelo hay quienes cuestionan la Soberanía y hasta quisieran renunciar a la Independencia.

No podemos aceptar que la Soberanía haya llegado a su fecha de caducidad como algunos académicos pretenden, en especial al aludir a decisiones de tribunales internacionales que rebasan sus atribuciones y pretenden imponer su criterio sobre el texto constitucional que nos hemos dado. Por ello es importante distinguir entre la Soberanía como elemento jurídico que identifica al Estado y la base política de la misma que es la voluntad popular. La primera constituye la Soberanía nacional o Soberanía del Estado. La segunda es la Soberanía popular. La nacional o estatal expresada entre Estados igualitarios se ejerce a través de los órganos facultados por el Derecho interno para adquirir compromisos, pero estos limitan dicha Soberanía Estatal, más no pueden afectar y menos sustituir a la Soberanía popular.

Es preciso establecer una diferenciación entre las limitaciones que el Estado acepta imponer a su soberanía como expresión jurídica en los tratados que firma, y aquellas condiciones implícitamente inaceptables por significar la pérdida o enajenación de la Soberanía a la que un pueblo no puede renunciar. Estas condiciones inaceptables derivan de la intrínseca naturaleza del Derecho internacional la cual se sustenta en el reconocimiento de la autodeterminación de los pueblos, que es la manifestación de la Soberanía popular cuya defensa debe ser indeclinable.

Investigador de El Colegio de Veracruz y Magistrado en retiro. @DEduardoAndrade

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