Escuché hace tiempo que, para cualquier ex gobernador de algún estado, el año más difícil de su sexenio resulta ser el “séptimo”.

Sí, porque en el año “séptimo” el presupuesto, los amigos y el poder se van, prácticamente se quedan solos.

Algo similar ocurrió con Francisco Olvera Ruiz, que fungió como gobernador de Hidalgo entre 2011 y 2016.

Aunque su gobierno no duró seis años, en el sexto migró de Hidalgo, para reaparecer en el ocaso de la administración Fayad; nada es para siempre.

La tarde del pasado ocho de marzo, recibí una llamada del exgobernador, habíamos pactado a través de su equipo una entrevista.

“Curiosamente”, hoy que son tiempos electorales, después de doce años, Olvera estuvo interesado en concederme una entrevista.

Le pregunté si hubo ruptura con el exgobernador Fayad, si fue obligado a que se fuera de Hidalgo: - “No de mi parte, nunca la propicié, incluso dejé mucho dinero en caja, pero aun así fui maltratado”, me dijo.

Y ya en el tema de los “maltratos”, lo cuestione sobre la negativa en su gobierno, para que el abogado Julio Menchaca, presidiera la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo, intención que en esos momentos era respaldada por al menos 70 agrupaciones de la sociedad civil organizada.

Difícil imaginar en ese momento para Olvera, (supongo), que un sexenio después, Menchaca asumiría la gubernatura del estado.


“Que no se posibilitara el consenso para que el abogado Menchaca accediera a la presidencia de la Comisión de Derechos Humanos de Hidalgo, no significa un maltrato, nunca tuve ni tengo nada personal con él”, me dijo.


¿Hubo algún interés fáctico, ajeno a su gobierno, presiones para que el Julio Menchaca no llegara a presidir esa comisión?


” No el análisis que teníamos es que era mejor que esa comisión la presidiera alguien que tuviera más contacto con la ciudadanía”.


Al final, José Alfredo Sepúlveda Fayad, un abogado que por lustros estuvo “encerrado” en su notaría y alejado de la sociedad civil, llegó a la presidencia de Derechos Humanos, gracias a una mayoría de diputados que, liderados por Ernesto Gil, “jugaron” a ser comparsas, ante la inconformidad de las organizaciones sociales que en todo momento respaldaron a Menchaca.

Otro dato; en su campaña por la gubernatura, Francisco Olvera, prometió la creación de la “Banca de la Mujer”, promesa de campaña que, en su gobierno, jamás se reflejó en los monederos de miles de mujeres hidalguenses trabajadoras, que buscaban mejoras para la economía de sus familias.

¿Fracasó la Banca de la Mujer? ¿Por qué no se cumplió la promesa?, le pregunté.

Olvera, argumentó la falta de apoyo del Gobierno Federal (De Calderón o Peña Nieto), para que la Banca de la Mujer fuera posible, y aunque negó que haya sido un fracaso, lo cierto es que la intención se quedó sólo en discurso, en una simple promesa de campaña.

13 años después, Francisco Olvera, está en campaña, secreto a voces, dicen que “volvió a tocar el piso”, y aunque busca el voto a su favor, intenta colateralmente el apoyo para Xóchitl Gálvez, su “férrea” adversaria por la gubernatura; a ver cómo les va.


SE LO PONGO POR ESCRITO

Por cierto, Oralia Vega, exsecretaria de Desarrollo Social en el gobierno de Olvera, incapaz de hacer posible la Banca de la Mujer, hoy refugiada en Morena, busca la presidencia de Tulancingo. ¿Se equivocará el “pueblo bueno y sabio”?

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