La incesante fricción provocada por las pisadas recurrentes de las botas de hule, entre los pestilentes lodos, aguas negras, basura y tierra, literalmente les “coció” los pies.
A pesar de las ámpulas y llagas que aparecieron en sus extremidades, los trabajadores, agrupados en cuadrillas, permanecieron por días, incluso noches, haciendo labores de auxilio a la población afectada en el fraccionamiento los Tuzos, de Mineral de la Reforma.
Trabajadores de la Comisión de Agua y Alcantarillado de Sistemas Intermunicipales (Caasim), de Protección Civil y de Servicios Públicos de Mineral de la Reforma, dejaron a un segundo plano el riesgo que significaba para su salud el trabajo que hacían entre las aguas negras, mismas que se desbordaron del río de las Avenidas tras las intensas lluvias.
Un ensordecedor ruido, generado por los equipos de bombeo, utilizados para el desfogue de las aguas putrefactas, dominó el lugar.
Sucedió al tercer día en el fraccionamiento; y aunque los representantes populares no se dieron cuenta, mucha gente que vive en los Tuzos, reprochó que diputadas y diputados locales, de MORENA, del PRI y de Movimiento Ciudadano, llegaran al sitio para auto promocionarse en redes sociales con el “miserable” reparto de cinco escobas, algunas botellas de pinol y otras más de cloro.
Una vez más, la desgracia social sirvió para la foto, siempre anhelada para fingir que las de la curul y los de la curul, también son empáticos con la gente.
Hubo incluso una subsecretaria, que llegó con una charola de sándwiches, más o menos 10, para repartir entre las más de trescientas familias afectadas.
El viernes por la mañana, cinco días después de las inundaciones, cuando oficialmente se determinó que la emergencia había concluido, las cuadrillas de trabajadores no querían retirarse de la colonia, pues a pesar de la instrucción, sabían que en el lugar aún faltaba mucho por hacer, en especial la sanitización de la colonia, ellos no iban por la “selfie”.
En el ambiente social, seis días más tarde, aún domina la desesperanza y la impotencia de los vecinos, que año tras año, tienen que apilar costales llenos de arena, para impedir que el agua sucia inunde sus viviendas, objetivo que casi nunca logran.
Muebles de madera comprimida, camas y colchones, así como otro tipo de enseres, quedaron inservibles por las inundaciones y fueron sacados de las viviendas, para apilarlos en los patios en tanto se secaban, a la espera de que algo pudiera ser rescatado.
Algo muy malo ocurrió en el denominado “sexenio perdido”, que encabezó como gobernador Manuel Ángel Núñez Soto, como para que uno de sus proyectos emblemáticos en materia de vivienda, terminara justamente como los Tuzos, un fraccionamiento prácticamente “perdido”.
Dragar el Río de las Avenidas, sacarlo de la zona metropolitana y extender el cauce desde los Tuzos hasta Zempoala o Villa de Tezontepec, requiere de millonarios recursos que el estado deberá gestionar ante la Federación, y eso implica mucho más que una “selfie” legislativa, esa que delata la ambición y miseria de la clase política, que muchas veces, ni clase tiene.
SE LO PONGO POR ESCRITO
En seiscientas asambleas a desarrollarse por todo el país, se escuchará de nuevo un “NO” a la violencia contra las mujeres y un “SI” por la igualdad; arduo trabajo, pero seguramente posible para Susana Ángeles, “operadora política” de la aún naciente secretaría de la Mujer.
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