En las pláticas de familia aparecen pedacitos de la historia del Pachuca de ayer, esta es una de ellas en la que un primo cuenta que tomaba su “camión” de la línea urbana Santa Julia Centro, para visitar la casa de su abuelita en la calle de Morelos hace sesenta años de los de antes, leemos:
“Bajando de un autobús pintado de colores amarillo y anaranjado, que se ha estacionado en la enlajada y empinada calle de Arizpe, a un costado de la tienda cantina, más cantina que tienda "La Victoria", propiedad del señor Chi, caminamos hacia el norte sobre la banqueta oriente de la calle de Morelos y en la esquina vemos una carnicería, “La Bugambilia”; enseguida encontramos un taller y renta de bicicletas, competencia del Sr. Homero con su alquiler del Parque Hidalgo, luego la frutería de Luis; después un llamado salón de belleza de Carmela; sigue la estrecha entrada a la casa de los tíos Odilón y Celsa; junto está esa misteriosa tienda de las Maris, que ostentaba el nombre de "NOMEOLVIDES"; (Donde se vendían chicles “Canels” pegados en un cartoncito y que al quitarlos atrás tenían un número que se identificaba en otro cartoncito con el “premio” que estaba ahí pegado), llegamos a la casa de la familia Montaño y vemos que aprovechando un balcón está instalado el taller de Lupe, un zapatero remendón; al seguir caminando vemos la puerta de la vecindad donde viven, entre otras familias, los Aguilar y los Penguille; ahora pasamos frente al taller de reparación de aparatos de sonido del señor Herminio Flores; luego vemos un edificio de aspecto art deco; sigue la "Paletería Voly"; ahora vemos la "Sastrería Méndez"; hemos llegado a la botica de Tomás Deveraux y su esposa Anita Rabling Muller; nos topamos con un zaguán de madera, color rojo, y ésa era la puerta de la casa del Profr. Benito Torres Oropeza y su esposa Lolita Ábrego, maestra, el profesor por muchos años estimado inspector de educación en el Estado; ya vamos llegando a la esquina de la calle de Mina y ahí dejamos la "cantina del chale", para cruzar la calle de Morelos y empezar a recorrerla dirigiéndonos ahora hacia el sur, por lo que empezamos viendo la cantina "John's Bar"; enseguida hay un conjunto de viviendas con ventanas y puertas de madera pintadas de color verde obscuro; ahora se ve la carpintería del maestro Manuel Sánchez; luego se oye el inconfundible sonido de la afiladuría de Pedro Barrera, quien además de ser un experto en afilar también tocaba muy bien la guitarra; y hemos llegado a la tienda "La Esperanza", propiedad de la señora Luz Revilla Torres, que además de ser dueña de la tienda es mi abuela materna; junto a la tienda se encuentra una puerta que da acceso a muchas viviendas que van en declive hacia abajo, siguiendo la topografía del terreno, rumbo a la calle de Hidalgo; seguimos y nos encontramos con una vecindad de muchas viviendas; ahora escuchamos música y es porque estamos frente al salón donde hace escoleta la Banda Sinfónica del Estado de Hidalgo, que dirige el Maestro Gonzalo Domínguez; y para variar, llegamos a la esquina de la calle de Arizpe y ahí nos detenemos porque suena una rocola que toca una canción interpretada por Javier Solís, en la cantina de "Los Tres Reyes"...