Es sabido que en el sexenio pasado se dinamitó el equilibrio de poderes, se debilitó a los organismos autónomos y se concentró el poder en una sola figura. Para lograrlo, Morena ya tenía la Presidencia y se hizo del Congreso; solo faltaba el Poder Judicial, que aún conservaba entre sus integrantes a algunos jueces y ministros independientes, defensores de la autonomía y del contrapeso político.
Fue entonces cuando Andrés Manuel López Obrador dirigió, al Poder Judicial, todas sus energías. Entre otras cosas, llamó conservadores a los miembros que no coincidían con él ni avalaban sus políticas o decisiones; los acusó de defender a las minorías y de no representar al pueblo. Ese discurso le sirvió como plataforma para echar a andar su plan de controlar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y cristalizar su propuesta de que —al igual que jueces y magistrados— sus ministros y ministras fueran electos por voto popular, con los resultados que hoy conocemos y las consecuencias que ya padeceremos.
Este es otro de los grandes engaños de López Obrador porque, aunque criticó a los anteriores juzgadores por su “oneroso” y “excesivo” presupuesto, el nuevo Poder Judicial no será más austero. Y es que en 2025 ese poder ejerció casi 71 mil millones de pesos, y para 2026 se le han asignado casi 86 mil millones; prácticamente 15 mil millones más.
De aprobarse este presupuesto, particularmente la SCJN pasaría de cinco mil 208 millones de pesos a cinco mil 869 millones (un aumento de 661 mdp).
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que se plegó —con excepción de los magistrados Reyes Rodríguez Mondragón y Janine Otálora— a los deseos del expresidente, tendría un aumento de unos 260 millones de pesos, pasando de tres mil 749 millones a cuatro mil 009 millones.
Mientras, el Instituto Nacional Electoral, que mostró algo de resistencia, sufriría uno de los recortes más severos al pasar de 27 mil millones de pesos a 22.8 mil millones (una reducción de más de cuatro mil millones).
Hoy, algunos que se doblegaron tal vez tendrán “beneficios” a corto o mediano plazo; pero mañana pasarán a la historia como comparsas de la descomposición del Estado de derecho, de las libertades y de la democracia.
Que el pueblo se los demande.
@azucenauresti
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