El "burnout en el desastre", se refiere al desgaste profesional que sufren los trabajadores y voluntarios de primera línea debido al estrés crónico y las exigencias abrumadoras que surgen durante una catástrofe. Este agotamiento emocional, mental y físico puede afectar gravemente su capacidad para responder de manera efectiva y sostenible.
Los trabajadores de emergencia en la zona de contingencia enfrentan un volumen y una intensidad de trabajo extremos, sin suficientes descansos, constante exposición a la muerte, la devastación y el sufrimiento humano puede causar un gran desgaste psicológico. Con sentimiento de cuando pierdan todas las partidas, cuando duerman con la soledad, cuando se les cierren las salidas y la noche no los deje en paz.
La sensación de impotencia ante la magnitud del desastre contribuye al agotamiento, así como el constante peligro y riesgo para la propia vida de los voluntarios, socorristas, médicos, soldados y policías, es una fuente importante de estrés. Para mitigar el burnout en trabajadores que responden a desastres, se recomienda hábitos saludables, una buena alimentación, suficiente descanso y ejercicio. Esto ayuda a la recuperación física y emocional.
Tomar pausas breves durante la atención al desastre para desconectar y reducir la tensión. Practicar la respiración profunda, la meditación o la atención plena (mindfulness) para gestionar el estrés.
Reconocer las propias limitaciones y no exigirse más de lo que se puede dar. El entrenamiento previo a la misión reduce la incertidumbre y aumenta la confianza de los socorristas. Fomentar que los trabajadores hablen con sus compañeros sobre sus experiencias y emociones.
La resiliencia es una capacidad clave para hacer frente al burnout en situaciones de catástrofe. Se puede fortalecer a través de varias estrategias, como el método de las "tres R"; Reconocer: Identificar las señales de estrés y agotamiento. Revertir: Tomar medidas concretas para reducir el estrés, como los descansos y el autocuidado. Resiliencia: Desarrollar la capacidad de recuperación a largo plazo a través de la gestión de emociones y el apoyo social.
Héroes del presente, no están solos, cada paso que dan entre el polvo y el silencio lleva el pulso de un pueblo entero que los acompaña con gratitud. Sabemos que el cansancio pesa y que a veces el alma también duele, pero en cada vida que tocan y en cada esperanza que levantan, renace la fuerza que los trajo hasta aquí, permítanse descansar, respirar y recordar que también son humanos, que merecen cuidado y ternura, que su valor no solo está en resistir, sino en mantenerse de pie con el corazón intacto, gracias por seguir, por no rendirse, por sostener la vida cuando todo parece caer.
Valientes, animo, cuando sientan miedo del silencio, cuando les cueste mantenerse en pie, cuando se rebelen los recuerdos y los pongan contra la pared resistan, erguidos frente a todo vuélvanse de hierro para endurecer la piel y aunque los vientos de la vida soplen fuerte sean como el junco que se dobla, pero siempre sigue en pie, resistan para seguir sirviendo, Hidalgo los necesita fuertes.