Álvaro Bardales

Vaguada monzónica: cuando la montaña habló

Una vaguada monzónica devastó la Sierra y la Huasteca de Hidalgo, pero la población respondió con solidaridad y fortaleza.

Álvaro Bardales
07/11/2025 |00:38
Alvaro Bardales
Ver perfil

En buena parte del mundo tropical, una vaguada monzónica significa lluvias estacionales y humedad benéfica para la tierra, pero en México, específicamente en la Sierra y la Huasteca de Hidalgo, este fenómeno dejó de ser rutina climática y se convirtió en un episodio sin antecedente histórico reciente.

Durante tres días, las nubes no cruzaron la región: se detuvieron sobre ella y, durante 36 horas continuas, la lluvia cayó sin pausa. El resultado fue devastador: cerros saturados que colapsaron, laderas que cedieron como si la montaña hubiese exhalado un lamento, caminos destruidos, viviendas anegadas hasta la azotea y comunidades completas aisladas entre lodo y roca.

No hay registro comunitario, ni memoria oral ni testimonio ancestral que recuerde algo similar. La naturaleza habló con fuerza extraordinaria y la tierra respondió de forma brutal.

Dolor, dignidad y una lección de humanidad. La pérdida material es incalculable: hogares, cultivos, animales, patrimonio familiar de generaciones. Pero quizá lo más impactante fue lo que ocurrió después.

Lejos de la desesperación colectiva, emergió la dignidad del pueblo hidalguense: vecinos ayudan a vecinos, familias preparan café y pan para brigadistas y voluntarios. Gestos de enorme humanidad: personas que, aun con lo necesario perdido, rechazaron despensas para que se enviaran a lugares donde “hace más falta”. Un testimonio conmovedor de la cultura serrana: solidez moral en medio del lodo, firmeza en medio del derrumbe, esperanza en medio de la pérdida.

Chapula, Zacatempa y Xalacahuantla, en Tianguistengo, hoy se dan por perdidos: comunidades enteras que desaparecieron, borradas del mapa por la fuerza implacable del huracán. No quedó rastro alguno, solo el silencio del dolor y la memoria suspendida entre el lodo y la esperanza. No hay tristeza más profunda que perderlo todo: a los seres queridos, el hogar, la tierra que nos daba identidad, raíz y corazón. Es una herida que desgarra el alma y que solo la naturaleza, en su misterio y su furia, sabe por qué aconteció.

La respuesta institucional fue inmediata: fuerzas federales, estatales y municipales actuaron de forma coordinada, con maquinaria, puentes humanitarios y apoyo aéreo y logístico. Miles de despensas, brigadas civiles, voluntarios y empresarios se sumaron sin esperar instrucciones; nadie escatimó en ofrecer su solidaridad.

No hubo distancia entre ciudadanía y gobierno: hubo corresponsabilidad y presencia. Y eso, en un país donde las emergencias suelen desnudar desigualdades, importa.

El gobernador lo dijo sin titubear: hay que sacar a Hidalgo adelante. “Somos mucha pieza las y los hidalguenses; nos va a costar trabajo, pero vamos a salir adelante”. La fuerza de 7 mil 500 servidores públicos está en territorio, hombro a hombro con la gente, trabajando para levantar lo que la naturaleza derribó.

La reconstrucción será larga —meses, quizá años—. Hace falta infraestructura resiliente, ordenamiento territorial y fortalecimiento preventivo, pero la base está: un pueblo que no se dobla y un Estado que responde no los dejará nunca.

Hidalgo enfrenta una herida profunda, pero no está derrotado. Como dijo un abuelo de la Sierra, sabio como la tierra que pisa: “Después de la tormenta viene la calma… y después viene el renacimiento”.

Ese renacimiento ya comenzó en las montañas donde la gente perdió tanto, pero no perdió nunca quién es.

Cuando la montaña habló, Hidalgo escuchó y respondió con humanidad. Entre el silencio del luto y el ruido de la maquinaria que abre caminos, late una misma convicción: reconstruir lo perdido y lo aprendido. Lo que la lluvia se llevó en minutos, la voluntad de su gente lo volverá a levantar con años de esfuerzo y con el mismo temple con que enfrentaron la tormenta. En esta tierra, la raíz es más fuerte que el agua, y la esperanza, como los cerros, jamás se rinde.

Hidalgo no cayó: Hidalgo resiste y se levanta.

¡EL UNIVERSAL HIDALGO ya está en WhatsApp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Te recomendamos