Próximos al día de los inocentes, vivimos en un mundo al revés. Así, sin rodeos un mundo donde decir la verdad molesta, trabajar parece un error y portarse bien ya no es negocio, un país donde el ruido gana y los hechos pierden.
Hoy cualquiera puede mentir desde un celular, en redes aparecen cuentas falsas, perfiles sin cara y gente escondida detrás de una pantalla que solo sirve para atacar, insultar y manchar. Ahora hasta usan inteligencia artificial para inventar historias, repetir mentiras y hacer creer que “muchos piensan igual”, no informan, no ayudan, no construyen, solo buscan hacer daño.
Estas mentiras no siempre llegan con gritos, llegan despacio, repetidas una y otra vez, hasta que alguien duda. Hasta que la mentira parece verdad, se confunde lo que se vuelve viral con lo que es cierto, pero hay algo que nunca falla, la mentira siempre se cae. El que ataca sin pruebas queda mal, el que se esconde no dura mucho.
Y mientras eso pasa en internet, el país sigue lleno de contradicciones, decimos que queremos justicia, pero aplaudimos la trampa cuando nos conviene, gritamos contra la corrupción, pero la justificamos si es del lado que nos gusta, pedimos que se cumpla la ley, pero nos enojamos cuando la ley nos alcanza, queremos cambio, pero sin cambiar nada.
La política es el mejor ejemplo de este mundo al revés, hay quienes no trabajan hoy porque sueñan con el cargo de mañana, arrancan hojas al calendario y artículos a la constitución, piensan en la próxima elección, en el siguiente puesto, en un futuro que creen merecer, pero no cumplen con lo que tienen hoy, no entienden algo muy simple, nadie llega lejos si no cumple primero.
El poder no se regala, no se imagina y no se adelanta, el poder se gana con trabajo, con resultados y con hechos, todo lo demás es puro cuento. Como sociedad tampoco nos salvamos.
Queremos derechos, pero no responsabilidades, queremos servicios de primer mundo, pero seguimos con malas costumbres, queremos instituciones fuertes, pero solo cuando nos favorecen, criticamos mucho y participamos poco, exigimos mucho y cumplimos poco.
La tecnología, en lugar de ayudarnos a pensar mejor, muchas veces nos hace pensar menos, las redes premian el escándalo, el pleito y el chisme, la inteligencia artificial hace más fácil mentir rápido, nunca hubo tanta información y nunca fue tan fácil engañar.
Este mundo al revés no existe porque no sepamos, existe porque a muchos les conviene, el desorden sirve para esconderse, la confusión sirve para no rendir cuentas, pero la realidad siempre llega, nadie se escapa para siempre de la verdad.
Por eso hay que decirlo claro, cuando la mentira reemplaza a los hechos y la contradicción se vuelve costumbre, el país se debilita, no se cae de golpe, se desgasta, defender la verdad hoy no es cosa de románticos, es cuidarnos a todos.
Porque el verdadero problema no es que el mundo esté al revés.
El verdadero problema es acostumbrarnos a vivir así.

