En estos tiempos donde la transparencia dejó de ser un adorno para convertirse en el oxígeno de la vida pública, la llamada "Declaración 3 de 3" marca la línea divisoria entre la vieja política de la opacidad y la nueva era de la rendición de cuentas, no es moda, no es trámite burocrático, es una de las estrategias más efectivas contra la corrupción, en 2025 en Hidalgo y en todo México, se juega la coherencia del discurso oficial en cada formulario que los servidores públicos llenen, en cada ingreso que declaran, en cada posible conflicto de interés expuesto a la luz pública.

Más de 120 mil trabajadores al servicio del Estado deberán rendir cuentas, entre ellos, casi el 3% tendrá que cumplir, además, con su declaración fiscal ante el SAT antes del 30 de abril, aquí no se salva nadie que gane arriba de 400 mil pesos anuales, no importa si son de base, de confianza o de honorarios; director de área para arriba, la transparencia no tiene fuero ni excepciones.

En el Poder Ejecutivo estatal, hablamos de 630 directores de área, 230 directores generales, 47 subsecretarios, 19 secretarios y, por supuesto, el Gobernador Julio Menchaca, todos están obligados; en los poderes Legislativo y Judicial, la lista suma otros mil funcionarios; mientras que en los municipios, mil quinientos asambleístas y servidores públicos también deberán presentar su declaración fiscal; eso sí, no se vale hacer cuentas alegres, cada peso, desde aguinaldos hasta bonos o cualquier “extra”, debe reflejarse en la declaración como ingreso, la ley es clara y no hay espacio para simulaciones.

En mayo viene la segunda gran cita con la legalidad, todos, absolutamente todos los burócratas, deben presentar su declaración patrimonial y de intereses, de los poderes Ejecutivo, Legislativo, Judicial y de los órganos autónomos; un total de 120 mil personas en Hidalgo tendrán que plasmar en papel lo que son en bienes, cuentas, empresas, relaciones contractuales o cualquier posible conflicto que pudiera afectar su servicio público.

Aquí es donde se separa el grano de la paja, porque no cumplir o cumplir mal ya no es, como antes, una falta menor, hoy, las omisiones pueden y deben sancionarse, el ejemplo ya lo tenemos fresco en la memoria, ex secretarios de Estado inhabilitados, burócratas sancionados que perdieron su empleo y cargan procesos administrativos a cuestas, y hasta candidatos ganadores que no pudieron asumir su cargo por no cumplir en tiempo y forma, y luego se preguntan por qué la gente ya no les cree.

Para evitar que la historia se repita, la Contraloría se puso las pilas desde el arranque del año con capacitaciones presenciales y virtuales en todo Hidalgo, se asesoraron a 1,900 personas servidoras públicas en materia de declaraciones y responsabilidades administrativas, porque no hay peor enemigo que la ignorancia voluntaria, esa que luego cuesta carreras políticas y credibilidades enteras.

La verdad es que este esfuerzo no tendría que ser extraordinario, declarar ingresos, bienes y conflictos debería ser un acto automático para quien dice vivir del servicio público, pero como todavía tenemos memorias frescas de gobiernos donde los funcionarios parecían vivir en Disneylandia con sus cuentas bancarias mágicamente engordadas, pues no sobra que se refuercen los controles, que se profesionalice la declaración y que se sancione ejemplarmente a quien incumpla.

Además, no olvidemos que en el México de hoy, la sociedad ya no tolera medias tintas, el ciudadano que paga impuestos, que cumple con su declaración fiscal, que batalla cada mes para estirar su salario, exige y con razón que sus representantes den la cara, enseñen sus cuentas y se abstengan de andar “jugando al vivo”.

Lo cierto es que la "3 de 3" es más que un requisito, es un acto de congruencia, es demostrar que se entiende que el cargo no es un botín ni una licencia para el enriquecimiento ilícito, que el servicio público es, como lo dice la presidenta, un encargo del pueblo que se debe ejercer con humildad, honestidad y transparencia, en palabras de Sheinbaum: “El que nada debe, nada teme”.

En Hidalgo, bajo el mandato de Julio Menchaca, el mensaje es claro, quien no cumpla, se va, la transparencia y la rendición de cuentas no son opcionales; son los ejes rectores de su administración, y vaya que no son palabras al viento; la infraestructura normativa y operativa está lista, los cursos se impartieron, los plazos se conocen, ahora la pelota está en la cancha de cada servidor público.

La cuenta regresiva ya empezó, a partir del 30 de abril, la lupa ciudadana estará más atenta que nunca, y en mayo, las declaraciones patrimoniales serán el nuevo espejo donde la sociedad podrá ver, con nitidez, quién honra su palabra de servir y quién sólo busca servirse.

Porque en la nueva era de la transparencia, como dice el dicho: "Cuentas claras, amistades largas"... y en política, cuentas claras, carrera larga.

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