Álvaro Bardales

Feria de la Participación Ciudadana

Álvaro Bardales
05/12/2025 |00:26
Alvaro Bardales
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Aprendí desde niño que en el barrio se camina con la frente en alto y con los pies bien puestos en la tierra, no perdona las simulaciones, pero sí reconoce el esfuerzo honesto y si algo vi este tiempo al frente de la Contraloría es que la gente distingue perfectamente quién está para servir y quién está para servirse; por eso, cuando digo que el barrio me respalda, no lo digo como consigna; lo digo porque cada colonia, cada comunidad, cada chavo y cada señora que me comparte su palabra me lo demuestra con hechos.

Estos días vivimos uno de los eventos más representativos del espíritu ciudadano de Hidalgo: la Feria de la Participación Ciudadana, en un solo espacio se reunió lo mejor del servicio público y lo mejor del barrio: jóvenes con ganas, contralores comprometidos, comités ciudadanos que no se dejan engañar y servidores públicos que entienden que la transparencia no es una carga es una obligación moral. Se respiró alegría, se notó el orgullo de participar y se sentía ese ánimo que solo se construye cuando el gobierno se abre de verdad.

Las comunidades de Hidalgo y el barrio no exigen milagros, exigen respeto. Respeto para que las obras se hagan bien, los recursos se usen donde deben, respeto para que la corrupción no se esconda bajo alfombras nuevas; por eso, la Feria tiene tanto valor porque rompe la idea de que la ciudadanía solo observa desde lejos, aquí la gente participa, revisa, propone y también premia las buenas prácticas.

La participación no es un adorno; es el corazón de cualquier gobierno honesto, por eso ver en asamblea a más de 58 contralores municipales reunidos para presentar avances, revisar pendientes y escuchar a la ciudadanía fue un recordatorio de por qué hacemos lo que hacemos. Las siete regiones del Estado llevaron propuestas, diagnósticos, acciones concretas, nada de discursos huecos, trabajo real que se nota en las comunidades cuando se pisa la tierra y no solo la oficina.

Si algo me llenó el corazón fue ver la energía de las y los jóvenes que participaron en Transparencia en Corto y en el concurso El Pueblo contra la Corrupción. Hidalgo lideró la participación nacional con 345 cortometrajes, lo que significa que la juventud hidalguense no es apática, desconectada y no está perdida. Al contrario: está más despierta que nunca.

Cada corto, cada reel, cada propuesta es una muestra de que los jóvenes dicen con claridad que ellos también quieren gobiernos limpios, procesos claros y servidores públicos honestos, ellos crecieron con promesas incumplidas, por eso ahora quieren ser protagonistas del cambio y eso me llena de esperanza.

Cuando escuché los trabajos ganadores desde “Una radio que informa, sí que transforma” hasta “Pachuca no está perdida” confirmé que la creatividad y la indignación bien encaminada son una poderosa herramienta anticorrupción, a esos jóvenes les digo que el Estado los necesita. Ustedes incomoden, pregunten, denuncien, sean inquietos; ustedes ya son parte del cambio.

También tuvimos la premiación del Parlamento Juvenil; el primer lugar lo ganó una propuesta brillante: un Sistema de Alertas Ciudadanas Anticorrupción. Que un estudiante piense así, con esa visión y ese compromiso, solo confirma que la lucha contra la corrupción tiene futuro, tiene cerebro, tiene valor y tiene corazón.

Este Parlamento fue un espacio de ideas vivas, de discusiones responsables, de jóvenes que hablan con madurez y energía sobre cómo mejorar la rendición de cuentas, de eso se trata la democracia: de que todos participemos, sin importar la edad.

No puedo dejar de mencionar el Premio Estatal de Contraloría Social, que reconoce el trabajo de comités ciudadanos que vigilan obras públicas en sus comunidades. Eso sí es amor por la tierra, no hay mejor auditor que la gente del barrio: sabe cuánto cuesta el cemento, cuánto tarda un bache en convertirse en cráter y cuándo una obra está bien hecha o es puro cuento.

Los comités premiados vigilaron obras importantes, desde red de alcantarillado hasta empedrados, son personas de a pie, sin reflectores, sin sueldo, pero con una convicción enorme: hacer que el dinero público se respete, sin exagerar para mí, ellos son héroes civiles.

El servicio público solo tiene sentido cuando se trabaja con cercanía y cuando se escucha, la política no se hace en un escritorio; se hace en la calle, en las colonias, en las comunidades donde madres de familia vigilan obras como si fueran suyas y en realidad lo son; jóvenes que graban videos que critican la corrupción con una frescura que ya quisieran muchos políticos; comités que no permiten que ningún peso se desvíe y contralores municipales que, aun con pocos recursos, hacen maravillas.

Ese es el barrio que me respalda: el que trabaja, el que propone, el que no se rinde y yo también los respaldo cuando fortalecemos mecanismos de participación, para abrir más espacios de diálogo, para que cada hidalguense pueda vigilar, denunciar y proponer. Porque el gobierno es del pueblo, para el pueblo y sobre todo con el pueblo.

No hay alegría más honesta que la de la gente cuando ve que su participación sí sirve, cuando se dan cuenta de que su voz se escucha y se convierte en decisiones reales.

Eso es lo que vivimos en esta Feria. Y eso es lo que me impulsa a seguir por las calles, escuchar historias, atender quejas y celebrar logros, no me rajo, la ciudadanía esta de nuestro lado, demostramos que Hidalgo es ejemplo nacional en participación ciudadana, transparencia y combate a la corrupción.

Con corazón, con barrio y con convicción: vamos a trabajar.

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