Álvaro Bardales

En arte y cultura: Circo del payaso Bell

Álvaro Bardales

Cuates, hoy les cuento que el espectáculo más grande del mundo se presentará aquí merengues en Pachuca, el Beas, un circo que apoyó Pancho Villa para edificar su fantasía política circense, un espectáculo exclusivo para hacer reír y llorar a los pueblos revolucionarios, a través de una réplica a escala elaborada en 1917 que restauran desde hace varios años unos compas del barrio y que hacen de Hidalgo una potencia en el arte del miniaturismo.

Admirarlo en miniatura, con carpas teatrales donde se escenifican un montón de puestas en escena, pantomimas, zarzuela, operetas y gran cantidad de juegos mecánicos entre los que destacan la rueda de la fortuna, sillas voladoras y carruseles, más de treinta carpas de exhibición, algunas de fenómenos, teatro guiñol, de revista, museo de animales, actos ecuestres, caninos y felinos, personal artístico que supera las 500 personitas, 100 mozos, 60 músicos, todos ellos de tan solo 12 centímetros y más de 300 bestias amaestradas en acción al mando del domador de fama mundial el capitán William Crook, con 15 elefantes, 40 perros, 10 osos polares y 20 changos, como tú, podrás ver, necesario admirar esta exhibición de fieras y conocer los ejemplares más temibles en una carpa de siete mástiles.

Incluye la construcción de un pequeño carrusel para incorporar una colección antigua de exquisitos caballos de madera, que por si solo es la muestra del trabajo artístico hidalguense, colección de carteles ilustrados elaborados a mano alzada con elefantes, caballos amaestrados, trapecistas, leones, un zoológico impresionante, talleres, máquinas, herrería, carpintería, aparatos de ejercicio, salón escuela, comedores, coche dormitorios y todo lo que la vida itinerante circense requiere para la convivencia de sus artistas, mozos y mil atractivos más.

Sus carpas son impermeables, con artistas de lujo, orquesta de lo mejor y sus payasos aparte del mimado Bell son Chayito, Cara Sucia y Chirrín; la carpa Iris con la pela de box entre kid azteca y kid pancho, el teatro chino, carpa de peleas de gallos, de gatos y perros educados, la que adivina todo, la querida Zulema, la tarotista Judith que te resuelve amores y negocios, la variedad de media noche con mujeres en cueros al estilo del parisino bataclan en versión “mexican rataplán”, imagina los escenarios con luz, sonido, ambientación, letreros, mecanismos para movimiento todo y como lo elaboraron manos artísticas hace más de 100 años que ahora sacan a la luz manos hidalguenses.

En la carpa del Teatro Salón Paraíso Chino presenta treinta estrellas mundiales, en la carpa del teatro popular de marionetas presenta “La Commedia dell'Arte” con sus personajes carnavalescos Arlequín, Polichinela y Balanzone.

En una de las pistas actúan los elefantes sabios a cargo del domador José Sandoval; magníficas son la rueda de la fortuna, los patitos, las sillas voladoras y tiro al blanco, rodeado con la reproducción artística de un tren con Zapatistas montados en la Locomotora num. 739 y 35 vagones.

Animales feroces de las selvas vírgenes del África, quebrantados en sus instintos a fuerza de la perseverancia, trato y valor de su domador, brindan espectáculos escalofriantes al grado de que los espectadores son víctimas al borde de un tensión nerviosa; el circo más grande de México y el Mejor de América.

Una réplica exacta de aquel famosísimo circo, maroma y teatro cuya estrella principal es el payaso ingles Richard Bell, exitoso en México a finales del siglo XIX, que lo convirtió en el espectáculo más grande en México, de la talla del gigantesco circo alemán Gleich y el estadounidenses Ringling Bros y Barnum & Bailey Circus, de dimensiones astronómicamente pequeñas que abarcan 50 metros cuadrados, dedicadas al mimo preferido de México, en su época decían “Bell es más popular que el pulque”, y cuya tumba está escrita el panteón inglés de Real del Monte.

Este microcosmos de talla mundial contó con la donación de familiares circenses propietarios de esa miniatura, que escogieron Pachuca para su restauración y exhibición, trabajan más de 10 artesanos del museo del rehilete, museo de miniaturas y cuates chipocludos en el arte digital en 3D para replicar el circo de “Beas” del que se decía no es negocio, es una institución pública, es una costumbre tan arraigada como la Semana Santa y las posadas, es la médula de la alegre tradición del pueblo mexicano, lo mismo en Chihuahua que en Guadalajara o Pachuca de aquella época dorada de la historia a la que al pueblo había que darle pan, circo y polaca para mantener la Paz social.

Una maravilla en miniatura que con dedicación, pasión arte y cultura de manos hidalguenses pronto saldrá a luz, un Circo pa’l barrio, un proyecto cultural, artístico, comunitario, sin juzgar su historia y cuyas imágenes poco a poco están en los perfiles de sus creadores y medios de comunicación del espectáculo que atrae a grandes y a pequeños, y en él se combina la mágia de la función con el propio espíritu aventurero de los protagonistas. El montaje de edificios, carpas, animales, las estruendosas bandas de viento, todo se une para crear una atmósfera incomparable de un sueño de un mini mundo en fantasía.

Un espectáculo artístico que incluye acróbatas, arlequines, bufones, contorsionistas, equilibristas, escapistas, forzudos, hombres bala, magos, malabaristas, mimos, monociclistas, payasos, titiriteros, tragafuegos, tragasables, trapecistas, ventrílocuos, zanqueros, domadores, domados, y con la tecnología a personajes actuales y sus creadores en escena.

Reproducciones de cada personaje de la historia del México, como la de Porfirio Díaz, de quien cuenta la historia, en una ocasión un reportero se atrevió a preguntar al viejo dictador por qué no dejaba votar al pueblo. “¡Porque votarían por Ricardo Bell para presidente!”, respondió, de un circo como en la política que seguirá por siempre mientras aplaudan a los payasos, representación del circo tal y como existió, simplemente la historia real, donde, aunque usted no lo crea se exhibían las distintas razas humanas mundiales.

Un periódico de esa época publicó una carta escrita por un niño cuando Bell falleció: “A Ricardo Bell en el cielo… ¡Si hubieras muerto aquí y no en Estados Unidos!, nosotros los niños cubriamos tu tumba con flores de Xochimilco, gardenias de Córdoba, violetas de Tlalpan y rosas de Ixtacalco”, hoy en día su memoria de fama mundial queda aquí mismito en la bella airosa, la capital del paste, la palanqueta, cuna del futbol y del circo en miniatura.

Este microcosmos constituye sin duda la mejor representación lúdica con los tintes fantásticos inherentes al sorprendente mundo del espectáculo, con entusiasmo inagotable los artesanos crearon una reproducción que muestra su talento de gran riqueza para Hidalgo.

!!Ya viene el circo!! ¡¡Ya viene el circo!! gritan los niños al escuchar la música, mientras los artistas y animales recorren las principales calles de ese mini mundo mágico; debemos enseñar a la niñez lo que manos hábiles logran y gran noticia la inauguración esperada del sorprendente y mágico “Gran Circo Beas Modelo”, con su infalsificable capacidad para provocar el asombro esta propuesta para el festival del día del niño el 30 de abril.

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