Álvaro Bardales

Donde hay doctor, hay esperanza

Álvaro Bardales
04/07/2025 |00:18
Alvaro Bardales
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En este país de contrastes, donde el lujo de unos es la carencia de muchos, hoy quiero escribirles del tema que nos duele a todos, la salud, porque no hay nada más injusto que enfermarse y no tener cómo curarse, no importa si eres de la ciudad o del campo, si hablas español o náhuatl, si te atiende un médico de bata blanca o una partera con sabiduría ancestral, todos merecemos vivir con dignidad, todos merecemos acceso a la salud.

Hoy el gobierno dio un paso que pocos dimensionan pero que millones sentirán en carne propia, se acabó la separación entre el México urbano y el México rural en materia de salud, así como lo oyen, ya no hay mexicanos de primera o de segunda, ahora todos, pero toditos, entramos en el mismo sistema nacional de salud, un sistema que ya integraba a los trabajadores del país, a los habitantes de las grandes ciudades, y que ahora suma a las comunidades más alejadas, a los cerros, a las rancherías, a los pueblos que nunca se rinden.

Se dice fácil, pero significa mucho, con el decreto que firmó la presidenta Claudia Sheinbaum, sí, nuestra presidenta, se integran 81 hospitales y 2 mil 100 clínicas rurales en 19 estados, con más de 28 mil trabajadores de salud al nuevo modelo de atención universal, esto incluye 7 mil 854 médicos, 9 mil enfermeros, 2 mil 280 paramédicos y más de 4 mil compañeras y compañeros de limpieza, conservación y acción comunitaria, muchos de ellos hablantes de lenguas indígenas.

Y yo pregunto: ¿no es eso justicia social de la buena? ¿No es eso un verdadero acto de igualdad? ya no más doctores ausentes, ni clínicas vacías, ni medicamentos racionados en los pueblos mientras en las ciudades se dan con receta y hasta con moño.

En Hidalgo, nos toca de frente, COPLAMAR, institución que nació en 1979 para atender a la población más fregada, más vulnerable, hoy se fortalece y se integra a este gran proyecto de salud universal, son 217 unidades médicas rurales, 10 unidades móviles, 11 brigadas de salud, cuatro hospitales rurales en Metepec, Ixmiquilpan, Huejutla y Zacualtipán, que no se quedarán atrás, al contrario, se incorporan con todo, con sus cuatro mil trabajadores que no descansan ni en domingo para atender a más de 650 mil paisanos de las zonas rurales.

Ahora sí que, si tienes o la haces de tos, te van a atender igualito en la sierra que en la capital, y eso, compañeras y compañeros, es lo que significa la verdadera transformación, que las medicinas sean las mismas para todos, de patente y a tiempo, y no las genéricas caducadas que antes mandaban a los pueblos, que los quirófanos estén abiertos, los equipos quirúrgicos activos, las consultas especializadas disponibles, que no tengas que vender una vaca para que tu hijo vea a un oftalmólogo o a un traumatólogo.

Sí, esto es una revolución silenciosa, sin tambora ni alfombra roja, pero con un impacto que va directo al corazón del pueblo, y algunos medios, con todo respeto, han querido minimizarlo, hablar como si fuera “una nota más”, pues no, no es una nota más, es la nota que puede salvar vidas, que hace justicia a quienes durante décadas tuvieron que irse a morir lejos porque su comunidad no tenía un médico cerca.

Y ojo, no es promesa, ya es decreto, ya está pasando, ya se ve, ya se siente, en las clínicas, en los consultorios, en las farmacias que empiezan a surtirse con medicamentos de calidad, y en la confianza renovada de un pueblo que por fin se sabe visto, escuchado y atendido.

Pero esto apenas comienza, en los próximos meses, también los servidores públicos, sí, nosotros, quienes trabajamos para ustedes, entraremos al mismo modelo del IMSS, salud para todos igualita, sin excepción, porque ¿de qué sirve un gobierno sano si su gente está enferma? O como diría mi abuela: "si uno se muere, nos morimos todos; si uno vive más y mejor, que vivamos todos igualito."

Y aquí no se vale el “pero es que eso ya existía”, no, no existía así, no con médicos que hablen lengua indígena, no existía con clínicas bien equipadas, no existía con medicamentos en stock y quirófanos funcionando, existía en papel, no en la realidad, hoy se ve, se palpa, y se siente.

Esto es la salud universal de a de veras, y como dice el refrán, "la salud es la mayor riqueza", por eso, este avance no es poca cosa, es un parteaguas en la historia de este país, un acto de justicia para los de abajo, y una cachetada con bisturí a quienes aún creen que el pueblo aguanta todo.

Hoy, desde esta columna, celebro lo que sí funciona, lo que sí cambia, lo que sí llega, porque cuando la salud llega hasta el último rincón de la patria, es cuando de verdad podemos decir, "el pueblo manda y el gobierno cumple."

Así que no se dejen engañar por notas tibias o malintencionadas que quieran sembrar duda o minimizar el esfuerzo colectivo, aquí no hay simulación, la salud para todos llegó para quedarse.

Y el barrio, como siempre, me respalda.

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