L a revolución tecnológica que formaba parte de la narrativa literaria y cinematográfica que conquistó a las audiencias de hace apenas un par de décadas, hoy ya forma parte de nuestra re alidad. Prueba de ello son los ensayos que la empresa de Elon Musk, Neuralink, ha iniciado para que pacientes con parálisis puedan recibir un implante cerebral que les permita controlar dispositivos externos a través de la mente. Sin lugar a dudas estamos en la antesala del futuro que muchas generaciones anhelaron en donde se pueda garantizar una mejor calidad de vida para todas y todos, pero ¿qué conllevan estos avances tecnológicos y cómo debemos afrontar una realidad que puede ser el inicio de un nuevo sistema de castas? Es decir, al igual que la inteligencia artificial, la utilización de estos microchips cerebrales deben ser regulados a nivel internacional para evitar que se conviertan en una herramienta de control o dominio por parte de regímenes totalitarios.

Si bien este proyecto contempla una nueva ventana de oportunidades para personas con discapacidad, vale la pena reflexionar qué representan, pues se corre el riesgo de incrementar los niveles de desigualdad a nivel global, al ser muy pocas las personas que podrán tener acceso a mecanismos de mejora genética como estos. Es por ello que resulta indispensable que se aborden estos temas bajo un contexto político, económico y social, pues para quienes no cuenten con la posibilidad de acceder a este tipo de tecnologías resultará más complicado enfrentar un nuevo sistema que se podría regir por las elites que sí puedan costear este tipo de tratamientos, marcando un retroceso en el que se determine la capacidad de las personas a partir de su poder adquisitivo.

¿Estamos dispuestos a perpetuar la pobreza sobre el talento y la capacidad? La historia nos ha enseñado que la pobreza se puede combatir a través del talento y la generación de oportunidades como una educación de calidad, pero ¿qué pasará con aquellas personas que nazcan en condiciones adversas y que a pesar de poseer un gran talento, tengan que enfrentarse a “super humanos” di - señados con mejoras físicas e intelec tuale s? Es en este punto donde debemos empezar a cuestionarnos como sociedad si verdaderamente estamos conscientes de los alcances que estas nuevas herramientas representan, pues de acuerdo a Musk, se estima que las primeras pruebas de Neuralink terminen en seis años. Seis años en los que necesariamente todas las naciones deberán asumir el liderazgo correspondiente para establecer las reglas del juego, dejando de lado intereses particulares y velando por el bienestar del grueso de la población. b

Google News