“Sin maíz no hay país” es un dicho popular que decimos en México para identificar este alimento como nacional y representativo, que da identidad, además de que fue una aportación para la alimentación de todo el mundo.
Además, se considera como patrimonio de nuestra tierra e historia. Y se dice que: “El maíz es una Importante semilla para nuestra alimentación y que sea un día reconocido como día nacional, eleva aún más su reconocimiento”.
Así, desde el año 2019, se conmemora cada 29 de septiembre, el Día Nacional de Maíz. Instituciones federales, educativas, culturales y ambientalistas, realizan eventos para reconocer una vez más la riqueza de la alimentación a partir del maíz y que se convierte en una tradición milenaria heredada por los ancestros mayas, toltecas y mexicas, y otros pueblos mesoamericanos.
El Senado de la República aprobó por 112 votos un dictamen para declarar el 29 de septiembre de cada año como el Día Nacional del Maíz. Esta conmemoración reconoce a este cereal como el pilar de la alimentación mexicana y una manifestación cultural de origen ancestral.
Recordemos que, en 1492, Cristóbal Colón descubrió el maíz en América y lo llevó a España, desde donde se extendió a toda Europa, norte de África, Oriente, India y China. Es el único cereal de origen americano que se ha convertido en uno de los cultivos principales en todo el mundo.
Expuso la presidenta Claudia Sheinbaum hace unos días que “Sin maíz no hay país. Si no hubiéramos puesto en la Constitución la prohibición de la siembra de transgénico, todas las razas de maíz estarían en riesgo; hoy protegemos las variedades nativas, herencia de los pueblos”. Y anunció una serie de actividades conmemorativas con énfasis en la mujer indígena.
Tiene varias implicaciones de con relación a la identidad y patrimonio histórico. Incluso en la cultura se le considera “parte de nuestra cosmovisión de la vida y de la muerte”.
Internet nos dice que “El elote, como se llamaba en Mesoamérica (la palabra “maíz” viene del indio caribeño y significa “lo que sustenta la vida”), era el cultivo más consumido, era el más leal y cercano a la vida indígena”.
Y hay más, según el libro sagrado de los mayas, que es el Popol Vuh, “las personas fueron hechas de maíz y sus cuatro colores, rojo, blanco, amarillo y negro, tienen significados diferentes: el maíz rojo representa la sangre humana, el maíz blanco representa los huesos, el amarillo la piel y el maíz negro el cabello o pelo”.
Y en el libro “Malinche” de Laura Esquivel, que acabo de leer, la escritora habla del maíz como como un elemento central en la cultura prehispánica. En la novela, no sólo presenta al maíz como un alimento, lo llama "madre creadora", con una conexión profunda con la tierra y la identidad indígena.
Lo cierto es que… nuestro país tiene un pilar importante que nació desde nuestra tierra: el maíz, el que nos da identidad, porque nos da historia y el recuerdo de nuestra contribución alimentaria al mundo.
Nos encontramos el próximo jueves en otro #LoCiertoEsQue…
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