Ahora la palabra de moda es “gentrificación” y se usa para cualquier parte de país y del mundo, ya sea una ciudad, un barrio o una colonia, generalmente popular o deteriorada, que implica el desplazamiento de su población original por parte de otra de un mayor poder adquisitivo.

Es un proceso de renovación de una zona urbana por el que sus vecinos se mudan a otro lugar para dar paso a una nueva era, principalmente de mejoramiento, que no de modernización, y que, en muchos de los casos, destacan las características urbanísticas del lugar.

Así, se han ejemplificado colonias como la Roma, o la Condesa en la CDMX, que están viviendo una nueva etapa que destaca la arquitectura de las casonas, los jardines, y hasta las plazas comerciales y mercados que, en años anteriores, si bien, cumplían con su función, lucían con otras características, hoy se ven modernizados y restaurados.

El fenómeno de la gentrificación también se ha dado ante el crecimiento de las ciudades, con fraccionamientos alejados del centro, lo que implica mayor tiempo de traslado para acudir al trabajo, o bien, para buscar satisfactores para el tiempo libre.

Aunque en la ciudad de Pachuca se vive todavía en menor proporción, en otra de las ciudades cercanas a la capital de Hidalgo, Puebla, Pue, donde es notoria la rehabilitación del Centro Histórico, que no solamente ofrece una oferta cultural notable, sino también, de tradición, áreas verdes, cafeterías y restaurantes, bazares y bares.

Ahí, las familias que vivían en las casonas o vecindades, fueron desplazadas hacia las afueras, para convertir esos inmuebles en hoteles, restaurantes bar, tiendas de antigüedades con un reacomodo de su estructura y el lucimiento de las características coloniales, barrocas y de otras épocas que gustan tanto a los nuevos vecinos como al turismo.

Sin duda, es un fenómeno social que podría decirse, aumenta la plusvalía de la zona y, por consiguiente, el poder adquisitivo de los nuevos dueños de las casonas y también, por qué no decirlo, genera empleo de servicios turísticos.

Una situación a revisar para evitar la expulsión de las familias originarias, es el mejoramiento de los servicios urbanos, todos, desde la recolección de basura, iluminación, calles y banquetas bien estructuradas, y por supuesto, seguridad para habitantes y transeúntes.

Para la ciudad de Pachuca los barrios altos son una tradición por la actividad minera que los generó, y es notorio su crecimiento ante el crecimiento familiar. Ojalá no sean punto de expulsión y pronto de gentrificación. A revisar.

Hasta el próximo jueves.

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