Aunque los efectos del huracán “Priscila” comenzaron el 6 de octubre, la noche del 9 fue crucial para miles de familias, tanto así que han sido confirmados 78 fallecimientos a nivel nacional y más de 300 mil personas afectadas en los estados de Veracruz, Hidalgo, Tabasco, Oaxaca y Puebla, trece en total. Aunque las cifras siguen cambiando.
“No se esperaba” lo dijeron voces oficiales, ya que el efecto con el temporal del Golfo de México, provocó el choque de las tormentas, principalmente desde Veracruz hacia la sierra y huasteca mexicana.
Así fue activado el Plan DN-III-E y Plan Marina con Declaratoria de Emergencia en 47 municipios.
En Hidalgo, vi desde las redes sociales, que el grupo de música “Los Tlacuilos” lanzaron un SOS ante el desbordamiento del río. Pedían ayuda para sus familias en Tlacolula en Tianguistengo, que fue una de las zonas más afectadas. Y junto con sus parientes y comunidad, dos días después, se organizaron para contratar un vuelo que llevara la ayuda a la población. Dijeron en RRSS: “las autoridades nos dicen que no pueden mandar ayuda porque no pueden aterrizar, el vuelo privado nos dijo que sí”. Y mandaron el primer envío.
El viernes 10 en Hidalgo, ya con la luz del día las noticias empezaron a salir con fotografías impactantes de los sitios devastados, caminos, carreteras, cerros, viviendas, calles. El gobernador Julio Menchaca se trasladó a los sitios afectados, su gabinete de obras, salud, agricultura, analizó la situación. Se priorizó la atención en zonas indígenas y rurales. Fueron anunciados 16 decesos.
El fin de semana fue crucial para el despliegue de elementos, pues acudieron mil 200 elementos de la Sedena y la GN. Y el número de pérdidas humanas subió a 22 en la entidad.
Fueron cuantificados daños en 47 escuelas, 3 hospitales y 2 centros de salud. Se reubicaron temporalmente mil 200 familias. Además, fueron instaladas 20 plantas potabilizadoras y 15 comedores comunitarios.
Aún hay personas desaparecidas y los cuerpos especiales siguen en la búsqueda.
Queda el dolor de ver imágenes, desde la urbanidad, de las familias que piden ayuda humanitaria. Sitios sin luz, sin agua para tomar, ni alimentos, agua estancada, incomunicados por puentes y caminos inhabilitados, ya empiezan a detectarse los olores fétidos por la descomposición.
Y nuevamente nos preguntamos ¿Se pudieron evitar los daños? ¿O se hizo caso omiso de los avisos del meteorológico?
Y ya la presidenta Claudia Sheinbaum dijo: “Priscila nos dejó una lección: necesitamos infraestructura que proteja a la gente, no solo que administre el agua.”
Lo cierto es que… ante los fenómenos naturales nada se puede hacer, pero ¿Por qué las familias más vulnerables son las primeras afectadas? ¿Las autoridades supervisaron las medidas necesarias de quienes viven en zonas de riesgo? Hay que hacer mucho. La magnitud del problema es severa y la respuesta ahora es tarde. Mientras tanto, es necesario mandar ayuda, a como dé lugar. Busquemos los centros de acopio.
Nos encontramos el próximo jueves en otro #LoCiertoEsQue

