El 24 de junio es día de San Juan Bautista, una fecha que se recuerda en Pachuca, por la inundación del año de 1949 que afectó la vida de las familias pachuqueñas. Esto ocurrió desde la Cañada de San Buenaventura, atrás de la Hacienda de Loreto.

Han pasado 76 años y todavía se recuerdan los daños que provocó ese tremendo caudal que atravesó la ciudad, desde el norte siguiendo por lo que se conoce como Río de las avenidas y desfogar hacia el sur.

Se han escrito varias historias acerca de esa tragedia que cambió la vida de la capital del estado de Hidalgo.

El cronista del estado, Juan Manuel Menes Llaguno, escribió: “La terrible tromba caída al norte pronto encontraría su camino entre el cerro de San Cristóbal y Magdalena. En segundos las calles céntricas como Zaragoza y Allende, se convirtieron en improvisados cauces de aquellas aguas lodosas y frías, sorprendiendo a comerciantes y clientes”.

En su libro “Pachuca un tiempo y un espacio en la historia” señaló: “El ejército patrulló las calles por varios días, más de un mes duraron los trabajos de rehabilitación de las principales vías”.

Por su parte, la cronista de Pachuca, Sara Montes, señala que era un día viernes, como a las 17:30 horas, en que se notaba el cielo nublado: “A la hora señalada, la ciudad estaba tranquila, tan tranquila que nadie pensó en una desgracia, algunos que recuerdan ese día dicen que llovió levemente y los reportes periodísticos de la ciudad de México hablan de una tormenta con granizo que derivó en tromba. Uno de ellos anotó: “un cielo cargado de tormenta se resquebrajo sobre la parte alta, al norte de Pachuca; gruesos nubarrones dejaron escapar en pocos minutos la lluvia e inesperadamente se convirtió en tromba, el agua rebasó sus cauces comunes, bajando a la ciudad y escapando, entre otros sitios, del Río de las Avenidas devorando todo lo que encontraba a su paso”.

Dice: “Lo cierto es que en mucho contribuyó la ubicación geográfica de la ciudad, situada en la parte más baja de una serranía”.

Encontré que el historiador Silvestre Sánchez, narra en un artículo titulado “1949. Memoria de la inundación de Pachuca”, que varios reporteros de la capital del país, llegaron a la ciudad para informar sobre lo acontecido, entre ellos, Carlos De Negri, reportero de Excélsior, quien firmaba al siguiente día, en el diario, que el resultado de la tromba en Pachuca fue de “400 muertos y más de 200 heridos”.

Y justo este pasado 24 de junio, David Pérez Ángeles, del Museo de la vida cotidiana, muestra 35 fotografías de Alberto Peñafiel, en la sala histórica del Instituto de Cultura de Pachuca. Además, exhibe una placa de 1952 que rescataron de la basura, y que es firmada por el entonces gobernador Quintín Rueda Villagrán, al haber rehabilitado la Presidencia Municipal de Pachuca.

De acuerdo con sus comentarios, fue el taponamiento del Río de las Avenidas que estaba llena de basura y que no permitió que el agua fluyera, causando la inundación de la ciudad.

Lo cierto es que… siempre se agradecerán las lluvias, el problema somos los humanos que invadimos los cauces; el agua tiene memoria y corre por donde puede y lo seguirá haciendo, haya construcciones o no, y por cualquier taponamiento que encuentre. Lo digo también por las lluvias recientes que padecimos en la ciudad. Así que, el día de San Juan de 1949 es un recordatorio, no lo olvidemos.

X@aidasuarezch

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