Yessica Cano Vaquero, docente hñähñu de educación primaria intercultural bilingüe, originaria de la comunidad indígena Boxaxni, municipio de Chilcuautla, representó a México en el jubileo de plata del Día Internacional de la Lengua Materna, celebrado en febrero pasado en la sede de la Unesco, en París.
Con una sincera sonrisa, la profesora compartió a El Universal Hidalgo que el día que envió sus documentos para postularse se encontraba en un evento en la Escuela Primaria Indígena Lázaro Cárdenas, en El Deca, Chilcuautla, donde labora. Le informaron que solo tenía una hora para hacerlo, por lo que pidió permiso y envió sus documentos sin pensar que sería elegida para representar a México.
Después de 15 días le notificaron que había sido seleccionada y que la actividad se realizaría en París, lo cual le sorprendió, pues pensó que el evento sería en algún estado del país o en la Ciudad de México. También creyó que participarían más docentes de diferentes entidades, pero no fue así: únicamente fue ella. “Sentí un poco de miedo y una responsabilidad enorme”, compartió.
En cuanto a su ponencia, ésta abordó la labor de los docentes en el fortalecimiento de las lenguas originarias y las condiciones laborales que enfrentan, las cuales —dijo— deben ser más reconocidas. El día de su participación en la Ciudad de México se realizaba una manifestación para exigir una jubilación digna, tema que también incluyó en el jubileo.
Ahí, profesores de Latinoamérica coincidieron en la falta de recursos y el incremento de la carga laboral docente. Pese a ello, señaló que continúan trabajando, especialmente los maestros procedentes de comunidades, quienes se sienten más identificados con su lengua.
Cano Vaquero comentó que aprendió a hablar hñähñu al mismo tiempo que el español, gracias a sus abuelos, que eran monolingües. En la primaria le enseñaron a leer y escribir en su lengua materna.
La maestra explicó que, con el nuevo plan de estudios, hay mayor autonomía escolar. En la institución donde labora se coordina con otra docente para establecer días específicos de trabajo en lengua materna, mientras que ella desarrolla los contenidos establecidos y adapta los temas cuando se prestan para enseñar frases de uso cotidiano.
Agregó que para la enseñanza del hñähñu no existe material didáctico, por lo que ellas deben elaborarlo, destinando alrededor de tres horas por clase.
A esto se suma la carga administrativa que deben cumplir, lo cual —considera— reduce el tiempo frente a grupo.
También mencionó que hay comunidades en las que los adultos mayores ya no hablan hñähñu y, en algunas escuelas bilingües, los alumnos deben aprender la lengua desde cero.
Consideró que, para preservar la lengua hñähñu, primero se debe sensibilizar y generar conciencia, pues aún hay localidades donde no existe interés por aprenderla y se da preferencia a otras materias.
“Considero que se necesita sensibilización y concientización de que somos un país sumamente rico en lenguas. Pero se debe trabajar en equipo: no se puede lograr todo en la escuela. Se requiere la participación de la comunidad y que se abran espacios para aprender o preservar la lengua”, expuso.
Finalmente, compartió que entre sus propósitos está cursar una maestría y posteriormente certificarse en lengua indígena.
Únete a nuestro canal: ¡EL UNIVERSAL HIDALGO ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.