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Una de las fiestas más representativas del municipio es la de la comunidad de San Nicolás, en honor a San Nicolás Tolentino, para la cual los pobladores se preparan con meses de anticipación.
Entre las actividades más sobresalientes está la molienda del cacao, que es una ofrenda que se realiza al santo patrón, tradición transmitida por más de seis generaciones.
La molienda inicia en julio y las gorditas de cacao resultantes se guardan para elaborar el atole que se reparte el 9 de septiembre entre los asistentes.
Otra tradición de la comunidad es la elaboración del “charape”, un curado de pulque en sabores como mamey, guayaba o plátano, que también se ofrece como ofrenda.

El ritual comienza con la recopilación de pulque en tambos de 200 litros mezclado con piloncillo; las frutas y granos se muelen artesanalmente en metate y se añade canela. Posteriormente, se cuela con un ayate, se mezcla y se deja fermentar. Antes de repartirse, el párroco de la iglesia lo bendice.
La festividad, que combina rituales religiosos con prácticas comunitarias, también atrae visitantes que buscan conocer estas tradiciones, fortaleciendo así la identidad cultural y la convivencia local.
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