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Las enfermedades del corazón son la principal causa de muerte en Hidalgo, México y el mundo, según cifras oficiales. Los factores de riesgo son muchos, desde una inadecuada alimentación, malos hábitos, hasta defectos congénitos.
Según el INEGI la cifra de muertes en la entidad casi alcanzó los 5 mil casos en el 2022, y se calcula que 4 de cada 10 personas que sufren un infarto, pierden la vida. La atención médica oportuna puede ser la diferencia, pero la falta o malos servicios de pueden ser un problema.
Una historia que pudo terminar en tragedia, vivió Juan, un vecino de Pachuca, quien acudió a hacer compras junto con su esposa a la Central de Abasto.
Era el 19 de junio de 2021 cuando el hombre se agachó para cargar sus bolsas y comenzó a sentir un fuerte dolor en los brazos, que se extendió por la parte alta del pecho y ya no pudo levantarse. “Iba con mi esposa, le dije que me estaba doliendo.
“Caminé unos cuantos pasos y ya no pude seguir. Fue un fuerte dolor que tenía. Me dieron náuseas. Me dieron ganas de comer algo dulce. Me subí al carro, me quedé un rato recuperándome, pero no pasaba. Mi esposa me dijo que fuéramos a la casa, como pude me vine en el carro”, narró en entrevista para El Universal Hidalgo.
Una vez en su casa, fue al médico y le dijeron que había sufrido una descompensación y le recetaron un medicamento, pero el diagnóstico no lo convenció. Por ello acudió a un médico internista, quien le hizo un electrocardiograma y lo envió a un cardiólogo; tras los estudios determinó que el paciente había sufrido un infarto y le recetó varios medicamentos.
Con ese diagnóstico alarmante, Juan acudió al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), pero allí le agendaron una cita con el especialista hasta el mes de septiembre de 2021, por lo que decidió seguir su tratamiento con el cardiólogo particular.
Una vez que llegó la fecha para su cita en el IMSS, fue sometido a estudios y según Juan, sin que lo revisaran a fondo, le dijeron que no tenía nada y que estaba bien de salud.
Pese a ello el paciente solicitó una nueva cita y se la dieron hasta diciembre. Aunque Juan seguía con el tratamiento que le mandaron los médicos particulares, su condición física no mejoraba, sentía náuseas y cansancio.
“El internista me pidió un estudio de medicina nuclear, me lo hice y me costó alrededor de 17 mil pesos. Me hacen el estudio y apareció dónde estaba el infarto, que fue en la cara superior del miocardio y que había abarcado un 85 por ciento del corazón”, recordó.
Por ello Juan fue remitido de inmediato al hospital de especialidades médicas del IMSS La Raza.