La investigación aplicada que se realiza en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) avanza hacia soluciones tecnológicas con impacto directo en la salud y la seguridad.
Desde el Área Académica de Computación y Electrónica, el profesor investigador José Luis González Vidal encabeza el desarrollo de dos dispositivos innovadores: una “nariz electrónica” para la detección de gases en espacios hospitalarios y una “lengua electrónica” orientada al monitoreo de indicadores clave en la sangre.
Ambos proyectos se llevan a cabo con la participación de estudiantes de la Licenciatura en Ingeniería en Electrónica y Ciencias Computacionales, así como de la Maestría en Ciencias en Computación Avanzada y Electrónica del Instituto de Ciencias Básicas e Ingeniería (ICBI), como parte de una estrategia de formación vinculada a la investigación científica de alto nivel.

En el caso de la “nariz electrónica”, el objetivo principal es medir de forma continua las concentraciones de monóxido de carbono (CO) y dióxido de carbono (CO₂) dentro de áreas cerradas de hospitales.
El sistema está diseñado para emitir alertas cuando los niveles rebasen los rangos permitidos, ya que una elevada presencia de estos gases suele estar asociada con la saturación de personas en un mismo espacio, condición que incrementa el riesgo de contagio de enfermedades respiratorias, entre ellas la COVID-19.
La relevancia de este dispositivo radica en que sustituye las limitaciones del olfato humano, el cual puede fatigarse, saturarse o incluso verse comprometido ante la exposición a sustancias peligrosas. A diferencia de ello, los sensores electrónicos ofrecen una detección constante, segura y precisa, lo que los convierte en una herramienta confiable para entornos sensibles como los hospitalarios.
Un rasgo distintivo del proyecto es el uso de sensores basados en tecnología MEMS (Sistemas Microelectromecánicos), que integran componentes mecánicos y eléctricos a escala microscópica dentro de un solo chip semiconductor. Esta característica permite reducir el tamaño del dispositivo, disminuir su consumo energético y abaratar los costos de producción, lo que amplía su potencial de aplicación.
De manera paralela, el equipo de investigación trabaja en el desarrollo de una “lengua electrónica”, concebida como un apoyo para el diagnóstico médico.
Este instrumento incorpora sensores específicos capaces de identificar enzimas relacionadas con los niveles de glucosa, colesterol y triglicéridos en la sangre. Cada sensor responde a un compuesto particular, el cual es procesado por el sistema para ofrecer una lectura clara y accesible de estos indicadores de salud.
Estas iniciativas no solo buscan mejorar la seguridad y facilitar el diagnóstico oportuno, sino también fortalecer el conocimiento en áreas estratégicas como los semiconductores, la nanoelectrónica y la microelectrónica, consolidando a la institución como un referente en investigación científica con impacto social.
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