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En una región donde el agua es cada vez más escasa y los desafíos del cambio climático se acentúan, una innovadora tecnología emerge como alternativa sustentable para los agricultores hidalguenses: la lluvia sólida. Esta solución, basada en polímeros que retienen y liberan agua gradualmente a las plantas, busca optimizar el uso del vital líquido y mejorar la producción agrícola.
El ingeniero agrónomo Marcos Luis León, oriundo de Huichapan y egresado de la Universidad Autónoma Chapingo, encabeza la difusión de esta herramienta en el estado. Hijo de ejidatarios, su compromiso con el campo lo llevó a especializarse en estrategias sostenibles para contrarrestar la escasez hídrica.
Durante una charla dirigida a productores del estado, organizada por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural de Hidalgo (Saderh), Marcos explicó que la necesidad de buscar nuevas soluciones surgió durante su gestión como gerente operativo del Comité Técnico de Aguas Subterráneas del Acuífero Huichapan-Tecozautla-Nopala, donde enfrentó un déficit de más de 12 millones de metros cúbicos de agua anualmente.

La alternativa que encontró fue la lluvia sólida, una tecnología a base de acrilato de potasio que, una vez incorporado al suelo, actúa como un hidrogel capaz de retener agua y liberarla paulatinamente a las raíces, lo que reduce hasta en un 30 % la frecuencia de riego. Marcos destacó que, más allá del producto, es esencial capacitar a los agricultores para su correcta aplicación, ya que su efectividad depende del tipo de suelo y del manejo técnico.
El impacto de esta tecnología ha trascendido las fronteras nacionales. Países como Francia, Alemania, Suiza y Costa de Marfil han mostrado interés en replicarla debido a los resultados obtenidos en germinación, crecimiento vegetal y ahorro de fertilizantes.
“Hemos tenido experiencias satisfactorias en varias regiones del estado. Por eso invitamos a los productores a invertir en estas tecnologías que dan resultados, que ayudan a mitigar el cambio climático y que pueden marcar una diferencia en sus cultivos”, expresó el especialista.

Una esperanza para regiones vulnerables
En el encuentro también participó el productor Victorino Dámaso Alatorre, con más de cuatro décadas dedicado al campo, quien resaltó el potencial de la lluvia sólida en zonas con alta siniestralidad agrícola, como su natal Epazoyucan.
“En mi comunidad la precipitación anual apenas alcanza los 600 milímetros, y en algunos años no pasamos de 400. Eso afecta gravemente a cultivos como la avena, la cebada, el maguey y el maíz”, relató. Victorino enfatizó que las sequías prolongadas provocan pérdidas constantes entre los campesinos, quienes rara vez recuperan sus inversiones por la irregularidad de las lluvias.
Ante esta situación, decidió adquirir la tecnología para realizar pruebas en campo junto con otros productores locales. Confía en que este método representará un punto de inflexión para la agricultura en Hidalgo, especialmente en zonas afectadas por el cambio climático.
“Estamos en un punto donde es urgente innovar. Esta tecnología puede ser la diferencia entre perder y cosechar”, concluyó.