La Biblioteca Central del Estado de Hidalgo “Ricardo Garibay” se ha consolidado como un puente de inclusión y accesibilidad, gracias al trabajo que, durante casi dos décadas, se ha desarrollado en dos espacios únicos: la sala Braille y la sala de Silentes.

Estos espacios no sólo brindan acceso a la información y la lectura, sino que representan un acompañamiento sostenido en el desarrollo integral de niños, jóvenes y adultos con discapacidad visual o auditiva, impulsando su independencia, educación y plena integración social.

La sala Braille, a cargo de Nelia Esmeralda Santillán Romero, cuenta con dispositivos ópticos, impresoras y computadoras adaptadas, pantallas magnificadoras y lentes Orkam que transmiten información al usuario a través de una cámara.

Sus servicios incluyen cursos de computación con lectores de pantalla, capacitación en movilidad y orientación, estimulación sensorial y enseñanza del sistema Braille. Desde la primera infancia hasta la edad adulta, cada persona recibe atención personalizada.

“El objetivo es ir más allá de lo que es una biblioteca o el acceso a la lectoescritura solamente o el acceso a la información, nosotros damos a los niños desde el acceso a la literacidad y el acceso a la escuela”, afirmó Santillán Romero.

Esta visión también ha dado origen a proyectos como el grupo de teatro “No lo veo y lo creo”, conformado por personas con discapacidad visual, que fomenta la inclusión cultural, experiencias multisensoriles y el autoempleo.

Por su parte, la sala de Silentes, dirigida por Eduardo Ramos Hernández, es pionera a nivel nacional en atender a personas con sordera y a sus familias dentro de una biblioteca pública.

Con recursos como diccionarios digitales en lengua de señas, videos narrados, terapias de lenguaje y talleres de logogenia, se apuesta por el desarrollo del lenguaje en español y Lengua de Señas Mexicana (LSM) como puente hacia la inclusión educativa y social.

“Lo que nosotros ofrecemos es acompañamiento en el desarrollo del lenguaje, tanto del idioma español como de la lengua de señas”, explica Ramos Hernández.

Gracias a este esfuerzo, cada año se atiende a más de 6 mil 500 personas, generando un impacto duradero: jóvenes que iniciaron su proceso hace 18 años hoy cursan estudios universitarios o se encuentran plenamente integrados en la sociedad.

Próximamente, ambos espacios estarán disponibles en la edición número 25 de la Feria del Libro Infantil y Juvenil, con actividades innovadoras como talleres de logodáctica, así como presentaciones apoyadas con inteligencia artificial.

La experiencia de la Biblioteca Central “Ricardo Garibay” demuestra que la inclusión cultural y educativa es posible cuando se combina personal especializado, visión incluyente y constancia. Sus logros confirman que el acceso al lenguaje y a la educación transforma vidas, y que una política cultural inclusiva puede convertirse en motor de desarrollo social.

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