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Durante las dos primeras noches del evento, el cineasta local José León Hernández apareció con el torso desnudo, rodeado de actores caracterizados como monjes, que simularon flagelarlo frente a una fogata.
La escena, enmarcada en la penumbra del recinto revolucionario, provocó reacciones encontradas: mientras algunos asistentes destacaron la propuesta como uno de los momentos más impactantes y originales del recorrido, otros calificaron la representación como “demasiado cruda”.
El performance formó parte del atractivo principal del recorrido, que también incluyó caminatas temáticas, personajes de la cultura popular mexicana y narración de leyendas. La participación de León, quien es conocido por sus obras cinematográficas y literarias vinculadas al drama, el horror y el body-horror, fue concebida como el clímax de la experiencia.
En entrevista, el creador explicó que su intención era abrir una reflexión sobre el papel de la fe y los límites del fanatismo.
“Buscábamos alejarnos de la misma fórmula de años anteriores. La estética de los monjes nos permitió trabajar un discurso alrededor de la religión y de cómo nuestras creencias a veces chocan entre sí o nos empujan a actos extremos”, señaló.
Agregó que la representación de la flagelación buscaba cuestionar la relación entre el cuerpo, el sacrificio y el miedo. “Se dice que hay que cuidar la carne, pero entre más la proteges… ¿qué tanto estás viviendo?”, concluyó el cineasta.
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