A tres horas al norte de Pachuca, entre las montañas de la Sierra Madre Oriental, se extiende uno de los secretos mejor guardados de Hidalgo: el Parque Nacional Los Mármoles. Con más de 23 mil hectáreas de extensión, este rincón montañoso permanece al margen del turismo masivo, conservando un entorno casi virgen, dominado por barrancas vertiginosas, valles cubiertos de niebla y bosques milenarios.

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La ruta hacia este santuario natural no anticipa la magnitud de su belleza. Los caminos estrechos serpentean entre elevaciones boscosas, hasta que, de pronto, el paisaje se abre revelando un escenario que parece suspendido en el tiempo: laderas empinadas, pinos centenarios y una niebla persistente que lo envuelve todo como si se tratara de un antiguo manuscrito aún por descifrar.

En Los Mármoles, la geografía impone su propio ritmo. La Barranca de San Vicente, con paredes que descienden entre 600 y 800 metros, se convierte en una imponente muestra del poder natural. Más arriba, cumbres como el cerro Cangandho rebasan los 3 mil metros de altitud, entre valles ocultos, arroyos cristalinos y senderos que se pierden entre la bruma para luego revelar miradores que cortan la respiración.

Caminos que llevan a lo inesperado | Foto: Wikimedia Commons
Caminos que llevan a lo inesperado | Foto: Wikimedia Commons

Riqueza ecológica y especies únicas

La diversidad ecológica del parque es igual de extraordinaria. Bosques de pino, encino, oyamel y junípero tapizan las pendientes, mientras especies únicas como la Ceratozamia mexicana y dalias silvestres ofrecen una paleta de verdes vivos. Entre los habitantes del parque se cuentan pumas, venados cola blanca, zorros, armadillos y una amplia variedad de aves. Durante el otoño, el parque se convierte en un punto de paso para la mariposa monarca, en su migración anual hacia climas más cálidos.

Riqueza ecológica y especies únicas | Fotos: Wikimedia Commons
Riqueza ecológica y especies únicas | Fotos: Wikimedia Commons

Para quienes disfrutan del contacto directo con la naturaleza, Los Mármoles es un paraíso del senderismo. Existen rutas de diferentes niveles de dificultad, que cruzan ríos, bordean acantilados y conducen a paisajes de una belleza sobrecogedora. Algunas rutas requieren guía o mapas descargados, mientras que otras están claramente señalizadas. Además del senderismo, se pueden practicar ciclismo de montaña, escalada en roca y campismo en zonas autorizadas.

Los viajeros pueden optar por acampar bajo el cielo estrellado o hospedarse en cabañas comunitarias. En comunidades cercanas como Zimapán, también es posible encontrar hoteles sencillos y alimentos típicos. Para quienes deseen conocer a fondo la región, hay recorridos guiados por habitantes locales que ofrecen rutas hacia formaciones geológicas, vestigios arqueológicos y plantas endémicas.

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Un legado minero entre ruinas

Uno de los puntos más singulares del parque es la antigua Fundidora de la Encarnación. Este complejo industrial, construido a finales del siglo XIX, fue clave en el procesamiento de plomo y plata. Hoy sus ruinas, con altos muros de piedra y chimeneas en desuso, contrastan con el verdor del bosque y evocan una época de intensa actividad minera en Hidalgo.

El acceso principal al parque está en la comunidad de Encarnación, cerca de Zimapán. Desde Pachuca, el recorrido de unos 180 kilómetros toma alrededor de tres horas, siguiendo la carretera federal 85 hacia Ixmiquilpan y posteriormente hacia Zimapán. Desde Encarnación, un camino de terracería conduce hasta el parque.

Senderos para caminar y descubrir | Foto: Wikimedia Commons
Senderos para caminar y descubrir | Foto: Wikimedia Commons

La entrada general tiene un costo de $90 pesos, con tarifas reducidas para estudiantes, adultos mayores, personas con discapacidad y niños. Los recorridos guiados oscilan entre los $450 y $600 pesos, dependiendo de la ruta y duración. Aunque el parque está abierto todo el año, se recomienda visitar en temporada seca (noviembre a abril) para facilitar el acceso a los caminos, aunque la época de lluvias revela una cara más exuberante del paisaje.

Las instalaciones son básicas: sanitarios, letreros interpretativos y caminos de terracería. No hay señal de celular en la mayoría del parque, por lo que es importante ir preparado con calzado adecuado, agua suficiente, ropa de clima templado y protección solar.

Conservación y turismo responsable

El Parque Nacional Los Mármoles no es un destino de paso. Es un espacio que invita a la pausa, al silencio y a la contemplación. Y aunque está protegido por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), su conservación también depende de la acción responsable de cada visitante. Respetar la flora y fauna, no encender fogatas fuera de las zonas designadas y no dejar basura es parte del compromiso con este ecosistema.

En tiempos donde muchos destinos naturales enfrentan la presión del turismo desmedido, Los Mármoles resiste. Y en esa resistencia, se mantiene auténtico. Visitarlo no sólo es una aventura; es una oportunidad para reconectarse con lo esencial.

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