Francisco Gattorno ha expresado que siempre guardará gratitud por Florinda Meza, quien no sólo le dio su primera oportunidad en la televisión mexicana, sino que le permitió que se quedará a dormir en el Teatro Libanés, cuando llegó a nuestro país, desde Cuba, y no tenía dónde quedarse.
A pesar de que, con el lanzamiento de la bioserie "Chespirito: sin querer queriendo", la imagen que el público tenía de Florinda Meza cambió radicalmente, hay quienes la conocieron personalmente y guardan un muy buen recuerdo de la actriz y productora.
Uno de ellos es Francisco Gattorno quien, en una entrevista con Matilde Obregón, recordó que, cuando dejó su natal Cuba, para probar suerte como actor en México, llegó con las manos vacías y sin un techo en donde quedarse.
La primera en extenderle su ayuda fue Florinda que, al conocerlo y estar al tanto de que Gattorno pasaba las noches en la calle, le ofreció elTeatro Libanés, donde ella yRoberto Gómez Bolañospresentaban la obra "11 y 12", para que pudiera dormir, mientras ahorraba dinero y encontraba un sitio en donde establecerse.
"Cuando conocí a Florinda, vivía en la calle, me quedé un tiempo viviendo en la calle y Florinda me brindó el teatro para que duermiera ahí, por lo menos, estuve viviendo ahí, mientras hacían ´11 y 12´", rememoró.
La estancia del cubano en el teatro se prolongó por un año, ahí, tuvo un baño, que tenía regadera y la regla era que saliera del recinto a las 11 de la mañana y que regresase después de las 11 de la noche.
"Yo vi todos los fantasmas pasar por ese teatro y me ponía a actuar solo, ahí tenía mi duchita, mi baño y ahí viví casi un año", expresó.
Gattorno expresó que es un gesto que nunca olvidará.
"(Esas) cosas jamás se olvidan", precisó.
Más adelante, Florinda volvió a apoyarlo, cuando le dio el protagónico de "La dueña", su segunda telenovela como productora, misma que alcanzó gran éxito nacional como internacional, pues fue una de los primeros melodramas que México vendió a Europa.
Con nostalgia, el cubano contó que, el sueldo que ganaba lo medía con la cantidad de pollos rostizados que se podía comprar, pues era lo que más le gustaba comer cuando llegó a México.
"Lo que ganaba, lo comparaba con la cantidad de pollos que me podía comer, ´este mes gané mil pesos, me puedo comprar 10 pollos rostizados, ya la hice´", dijo entre sonrisas.
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