De acuerdo con la tradición oral, cada 24 de junio, fecha en que supuestamente se abren portales energéticos, quienes buscan riqueza o prosperidad pueden intentar pactar con el Diablo en este lugar. Para lograrlo, el interesado debe superar una serie de pruebas impuestas por un macho cabrío negro, la representación de Satanás conocido como “el Chivo”.
El reto consiste en elegir la entrada correcta de entre siete cavernas que conducen al recinto donde se negocia con el rey de los infiernos. Allí, la promesa de abundancia se sella con sangre, bajo la condición de entregar el alma al morir. Quienes fracasan en el intento, según la leyenda, jamás vuelven a salir de la cueva.
Entre los relatos más difundidos se encuentra el de un hombre de Tulancingo que, presuntamente, superó las pruebas y obtuvo éxito económico. Como muestra de su fortuna había mandado construir un cine en el centro de la ciudad, obra realizada por encargo del mismo Diablo. El pacto estipula que, el día en que la sala se llene por completo, el edificio colapsará y devorará a todos en su interior.
La Cueva del Chivo permanece como uno de los mitos más oscuros de Tulancingo, mezcla de temor, curiosidad y advertencia que continúa atrayendo a locales y visitantes al cerro de Napateco.
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